20110304

Si la pausa

 


Si la pausa 
Jorge Orendáin

Jorge Orendáin

Si el decir
Si no inventas una verdad
Serás una palabra destinada
Al olvido.

Si una verdad te inventa
Serás una palabra que vestida de poesía

Dirá su verdad


Jorge Orendáin (Guadalajara, Jalisco, 1967). Estudió la maestría de Literaturas del Siglo XX en la Universidad de Guadalajara, y la licenciatura de la Comunicación en el ITESO. Formó parte del consejo de ediciones Arlequín. Actualmente trabaja en la Editorial Universitaria de la Universidad de Guadalajara, y es consejero de la galería virtual Galí, profesor de la SOGEM y consejero del CECA-Jalisco. Ha publicado los libros de poemas Animalías (1994), Telescopios de papel (1996), Por demás la lluvia (1996), Ciudad a cuatro ríos (1999) y Patio exterior (2008).




Por Carmen Villoro


Si acaso yo pudiera presentar este libro, si pudiera decir lo que no dicho canta no precisamente en las líneas sino en el silencio que acompaña alas palabras antes y después de ser nombradas… si la lluvia no fuera la carne del relámpago y el dolor un espejo que refleja el vacío de una mirada… si dios pudiera ser esta oración que repito para aliviar su ausencia… si el milagro no fuera la siempre evanescente aparición que se reafirma… si lo real pudiera ser este sueño que no se puede decir porque si se dice deja de decir lo que de cualquier modo no se pudo haber dicho si la verdad no fuera esta mentira irremediable con la que dibujamos un árbol o una rosa creyendo que es un árbol y una rosa… si el vaso no permaneciera vacío a pesar del agua que lo colma y el fuego no brotara de su propia sombra como un pájaro recién nacido… si el otro no fuera siempre el ausente que imanta el deseo con la promesa de un paraíso inexistente pero más cierto que la vida misma… si la ilusión no estuviera hecha de sangre y la falta no nos faltara y lo efímero no nos regalara el instante que se abre para dicha y desdicha… si la duda no fuera la única eternidad que poseemos… si hubiera un orden, una certeza, una sola palabra que dijera… no existiría el poeta, no este poeta que ha de permanecer en pausa para dejar que sea el silencio el que se exprese, no esta poesía que surge no del cuerpo sino de su hendidura, no de lo dicho sino de lo entredicho, no de la puerta sino del ojo de la cerradura, no del saber sino de la expectante luz que habita en el paréntesis.

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