20100227

Nueva sección

Zonambulates, una nueva sección participativa

El blog de La Zonámbula se complace en presentarles una nueva sección: Zonambulantes. Aquí puedes participar para que así el blog sea más activo. El fin de Zonambulantes es lograr ser un espacio donde nuestros lectores puedan publicar sus cuentos o poemas. La dinámica es simple, sólo deberán enviar sus escritos a Andrés Amezcua: andbs28@hotmail.com. Pedimos que los textos no sean de más de tres cuartillas, ya que si éstos son demasiado extensos, en todo caso, se presentará por partes. Los temas son libres, y no sólo será un espacio para narrativa como el cuento corto, sino que será aceptada también la poesía libre y el ensayo.

20100224

Nota de Prensa

En el diario La Jornada (Jalisco), Sábado 30 de enero de 2010.


El libro del poeta se distingue por su estructuración y un prólogo de Emmanuel Carballo

En Unir la nada traté de no ser yo quien escribía: Javier Verea

RICARDO SOLÍS

Entrevista con el poeta Javier Verea quien, desde fines del pasado mes de noviembre, publicó su tercer libro, Unir la nada (La Zonámbula, 2009), un volumen de poemas que se distingue por sus rasgos de unidad en su estructuración y que, además, cuenta con prólogo del reconocido crítico mexicano Emmanuel Carballo.

Verea relata que comenzó escribir “cuando tenía 18 años”, tomando como ejemplo a su padre, abogado que incursionó en la escritura poética, la dramaturgia y la dirección escénica, y siempre “de manera autodidacta”. Con todo, aprovechando la cercanía de Emmanuel Carballo, recibió “impulso” de los comentarios que el crítico hizo a sus trabajos previos.

Al entrar en contacto, refiere el poeta, con otros escritores, “el medio” no le pareció atractivo y le pareció “una batalla de egos terrible”, donde percibió un gran “afán de protagonismo”, por ello se dice “contento” con la sana distancia y su “proceso de escritura”, algo que lo “libera” sin preocuparse demasiado por “el dilema de ser o no leído, el por qué o para qué”. Así, se ha dedicado a hacer “lo que me gusta”, con independencia de “sus repercusiones posteriores”.

Después de un tiempo dedicado a escribir, Verea llega al antitaller de poesía César Vallejo, a cargo del poeta Raúl Bañuelos, y –sostiene– fue de mucha ayuda pues, siendo “un ávido lector de poesía”, es ahí que comprende que “no se puede leer a diestra y siniestra”, lo que es muy distinto a “conocer” acerca de los textos, una “formación” que debe al taller, donde permaneció cerca de tres años y del cual surgió su primera publicación (El libro de los tiempos, en el 2000, con poemas suyos y de su padre, una edición en la que participaron diversos artistas visuales como José Fors, Alejandro Colunga, Luis Valsoto o Waldo Saavedra, por mencionar algunos).

Tras comentarios de amigos y lectores que calificaban su primer libro como “oscuro”, afirma Verea, se propuso “como objetivo” escribir otro, en el que tuviera “el concepto y el eje lineal”, de modo que pudiera “demostrarme a mí mismo” que podía “darle otro enfoque”, de donde surgió Reconciliar la sombra (2002), al que juzga “más alegre”.

Ahora, el origen de Unir la nada se remonta a un ejercicio que el escritor realizó sobre un poema –compuesto de casi puras negaciones– de su amigo Gustavo Hernández (Pato) y “me gustó tanto la idea”, asegura, que lo tuvo que “hacer a un lado” y, así, “arrancó un proyecto nuevo” de casi un centenar de poemas que parten de “la negación, en el sentido estructural”.

De esta forma, y a diferencia de la relación complementaria de sus libros anteriores, en este “lo que traté de hacer fue despersonalizarme totalmente”, es decir, “no ser yo quien escribía, y hablarle a alguien que no existe, que no hubiera sido alguien que está o estuvo en mi vida, o la musa, alguien inexistente”, en una especie “no de diálogos, sino de discurso”, aunque “suene algo abstracto”.

Unir la nada, contrario a sus otros libros y a pesar de su propósito de orden en su estructura, “no sabía a dónde me iba a llevar”, comenta Verea; y el formato elegido, poemas “en verso libre”, fue variando a lo largo del proceso, algo que fue “para no enclaustrarme” y explorar “mayores posibilidades expresivas”, puesto que “si quieres hacer algo bien hecho”, hay que “abrirse”.

El libro se complementa con dos poemas extensos. El primero, Contracanto a mí mismo, aparecía en su primer poemario y, tras una “revisión postrera” (y el consejo de Raúl Bañuelos), aclara Verea, se constituye como “un homenaje al simultaneísmo, del que Whitman fue el principal exponente”. El poema final, Crepúsculo tercero, fue escrito aún antes, en 1991, un texto que “siempre me gustó mucho” y lo incluyó porque “quise que viera la luz”.

Respecto del oficio de escribir, el poeta señala que uno de sus propósitos es “hacer conciencia” de él, “ir profundizando en cada área de uno mismo”, lo que queda de manifiesto en sus publicaciones previas, y le queda “perfectamente claro” y, añade, si algo ha sido “constante” en el proceso, es “la satisfacción posterior al acto mismo de escribir” que, aunque “conlleva un placer”, lo permanente ha sido “la satisfacción final” por el “trabajo cumplido”.

Ahora, si bien a Verea no le parece muy atractivo el medio literario, sostiene que el contacto con escritores ha sido de “mucho beneficio”, pero también lo que llama su “terco ensimismamiento”, buscando mantenerse siempre “un poco lejos” de los “juegos del ego, esas cosas que matan a la escritura”. Lo anterior, aclara, asumiendo el riesgo de perder “una retroalimentación importante” pues, a pesar de tenerla, “debería ser más”.

En este sentido, el poeta afirma que de todas las formas de retroalimentación, la conversación, “la plática”, resulta “importantísima para el crecimiento de las habilidades como escritor”; asimismo, confiesa que busca siempre hacerse de libros de poetas vivos, para establecer contacto con lo que se escribe actualmente.

Para este autor, la poesía –“tristemente”– está confinada a ser leída de modo casi exclusivo por quienes escriben y, a pesar de que considera “bien cubierta” la distribución local para su libro, sí le preocupa (ante la posibilidad de presentar la publicación en otras ciudades del país) que cualquier interesado en adquirirlo no pueda acceder a él. Ante esta situación, Verea sostiene que una solución probable (“la única que se me ocurre”) sería “ponerlo a disposición” a través de un website, sin que esto genere costos extra que sean excesivos para quien lo adquiera.

“Creo que soy obsesivo”, apunta el poeta, “cuando se presenta una idea para un libro, la sofoco porque quiero terminar el proceso de otro”, el que se encuentre escribiendo. En la actualidad, Verea tiene ya algunos materiales que busca funcionen como “un detonador” para “otros poemas”.

Ahora bien, para el poeta es importante la experiencia; si en Unir la nada busca “la despersonalización”, la forma de esta experiencia se ubica “en planos más profundos”, lo que ofrece a quien se acerque al texto “posibilidades de lectura” que no puede saberse “cómo se van decantando”.

Finalmente, Javier Verea, también licenciado en Mercadotecnia por el ITESO, persigue que este –su tercer libro– se presente en distintos escenarios de ciudades como Monterrey y el Distrito Federal, antes de concluir su periplo en Guadalajara; asimismo, Unir la nada puede ser adquirido en diferentes librerías y centros culturales locales.

20100221

Reseña

Si la pausa
Por Luis Pérez Amezcua

Si la pausa está compuesto por 35 poemas. El más largo está formado por 11 versos, y con él empieza el libro. El resto de los poemas van de los 7 a los 3 versos solamente. Esta descripción permite, de entrada, informar que Si la pausa es un libro breve. Y ya es usual en algunas presentaciones de libros, para descargo del presentador, citar el refrán «lo bueno, si breve, dos veces bueno», que aquí aplica tanto para elogio de la obra de Jorge como para mi disculpa. Por ello, mi participación se limitará a comunicar algunos apuntes sobre Si la pausa, con la única intención de invitar a su lectura. Hay que recordar que la que habla por sí misma, es la literatura.
A partir del título del libro, es posible hacer una reflexión sobre el lenguaje. El condicional —indicado aquí por el tremendo “Si…”— es uno de los modos del verbo en algunas lenguas romances. No obstante, al revisar los títulos de los poemas encontraremos que el autor nos remite casi siempre a sustantivos —es decir, a nombres— tanto abstractos como concretos: con él vamos desde el dolor hasta la brisa. Luego, el peso de del poema recaerá en los sujetos más que en las acciones. Otro nombre alternativo del condicional es el de modo potencial, porque en ocasiones se refiere a acciones hipotéticas o posibles. Y es precisamente esta potencialidad la que da origen y forma al poema: estamos ante la posibilidad de imaginar una condición humana distinta a partir de la aparente sencillez de unos pocos versos.
Al leer Si la pausa uno puede imaginar un mundo en el que la compasión existe, como ilustra el poema “Si el dolor”; o bien, uno puede imaginar un mundo en el que la solidaridad funciona. Cito el poema “Si la hermandad” completo, a modo de ejemplo: “La guerra y el hambre/destruyen cualquier ventana/a la hermandad del mundo./ Si la hermandad fuera posible/el mundo sería una puerta/con infinidad de ventanas./ Dios no sería posible”. En estas hipótesis que plantea el poema, existe un antídoto para el dolor y la angustia, que encuentran su contraparte en la habilidad para detener la dicha efímera en el viaje, en el cuerpo, en el instante, como Fausto, que le dice a éste “detente” para salvarse.
Cercanos al aforismo o al haikú, y algunas veces a otros géneros de la brevedad, los poemas de Si la pausa plantean antecedentes que no tienen consecuencias intelectuales, sino estéticas, a partir de una revelación de imágenes poéticas. El poema “Si el fuego” muestra que es posible encontrar cosas ocultas en donde no se espera que existan, como el fuego en una sombra: “El fuego descifra la oscuridad./Si miras bien la sombra/encontrarás un fuego que incendia/tus ojos”.
Las palabras de los poemas de Si la pausa se enroscan sobre sí mismas, se exprimen, se extraen todos los significados puestas en relación unas con otras. Veamos “Si del ángel”: “No esperar un milagro/si miramos al ángel./El milagro ya es el ángel que espera ser mirado./ Si el ángel permanece/se esfuma el milagro”. Del mismo modo, podemos hallar una interrelación no sólo de las palabras, sino de la naturaleza que designan, como en el texto “Si del árbol”.
En esta misma línea expositiva quiero señalar que los poemas se desprenden unos de otros, por lo que existe un diálogo en el libro todo. Por ejemplo, “Si de lluvia” parece dar origen a “Si del ángel”, y hay un poema que resume esta interdependencia: “Si los cuerpos”, que reúne en sus seis versos elementos que han sido expuestos en poemas anteriores.
Si la pausa es un libro con un gran contenido filosófico, que reflexiona sobre el hecho de ser en el mundo. Y esta existencia exige una trascendencia que sólo es posible a través del decir, de la palabra, de la poesía, nombres que son una constante en el libro. El poema que le da título a éste es el mejor ejemplo: “De tanto cantar/el mundo gira su tiempo./ Si la pausa,/es porque el canto/quiere ser mundo de otro tiempo”.
Por todo esto, y porque es indispensable ser breve, sólo queda invitarlos a que hagan una pausa para leer Si la pausa.

20100220

Breve compilación de literatura austriaca contemporánea

Escritores contemporáneos de Austria ($80.00)
Elfriede Hammelmüller/Luis Medina (comps)

La literatura de Austria siempre ha presentado escritores de alto nivel en la tradición de la gran literatura europea: Karl Kraus, Hermann Broch, Robert Musil, Joseph Roth, Elias Canneti, Ingeborg Bachman, Thomas Bernhard, Peter Handke y Elfriede Jelinek, entre otros. No obstante son ostensibles dos movimientos importantes: un primer periodo que proviene del imperio Austro-Húngaro hasta el momento de la Segunda Guerra Mundial; y un período posterior, que recorre la Austria ocupada por los soviéticos, el país neutral y aislado de la Comunidad Económica Europea (a la manera suiza), y la actual Austria del euro y la Unión Europea.

Los escritores austriacos, incluidos en este libro, resultan ser sólo un muestra de esta nueva literatura, imagen de una Austria abierta a la plurarlidad racial y cultural que obligan los acuerdos políticos y económicos de un área común base de la Unión Europea. Esto ha ampliado notablemente el horizonte temático y la variedad de estilos en los últimos veinte años, de un país, de un imaginario, que siempre se supuso (y que geográficamente lo es) centroeuropa: el centro de Europa.

20100218

Nota de Prensa

Melissa Nungaray, una joven voz poética
(Publicado por El Universal)

GUADALAJARA, JALISCO.- Vestida con su uniforme escolar, Melissa Nungaray se sienta en uno de los sillones de su casa, lista para responder a las preguntas en torno a su segundo libro de poemas, Alba-vigía, editado por La Zonámbula y que se presenta esta noche en el Ágora de la Librería Mariano Azuela (Juárez 618).

Su padre permanece a su lado. "Vienen a entrevistarme a mí", dice Melissa orgullosa y su progenitor se aleja unos cuantos pasos del sillón. Cuenta, con esa voz infantil que no puede negar su inocencia, que comenzó a internarse en la poesía cuando tenía cuatro años. "Hacíamos juegos mi papá y yo. Agarraba un libro, y lo leía, y decía frases diferentes, y yo empecé a hacer lo mismo. Así jugábamos", relata.

Pero ya no es un juego, pues Melissa Nungaray ha encontrado en la palabra poética un disfrute pleno que la ha llevado a acercarse a diferentes autores, quienes a su vez se han convertido en sus grandes influencias: Octavio Paz, Juan Ramón Jiménez, Antonio Gamoneda.

Sobre su obra, detalla que "no es para niños, es para adultos. El primer libro (Raíz del cielo) creo que sí es para niños, habla sobre todo, por ejemplo, si veo una escoba, un recogedor o una pelota, se me ocurre un poema sobre eso; pero el segundo no, ya habla sobre la muerte, las calaveras, todo eso".

Al ser cuestionada sobre su dinámica de trabajo, su padre se apresura a contestar. "Me están preguntando a mí", advierte con rigor la joven poeta. "Si leo algún poema o algunos textos que me gustan, y un tema muy chido que me inspiró mucho, si me gustó una palabra del poema que leía, la pongo en mi poema. Ahorita estoy descansando, pero antes los sábados y domingos hacía poemas, media hora, una hora o dos".

Además de escribir poesía y cursar el quinto grado de primaria, Melissa ha hecho sus pinitos en la radio. Piensa estudiar la licenciatura en Comunicación -aunque todavía falta mucho para eso- y de vez en cuando le da también por adentrarse en la narrativa.

20100215

Pausa Poética

Fulana ($70.00)
Lisi Turrá

Lisi Turrá. Buenos Aires, Argentina (1959). Desde 1998 reside en Guadalajara. Estudió arquitecturas y música, áereas en la que ejerció durante varios años. Es autora del libro de poemas Vía (2001). Sus poemas aperecen en Poesía viva de Jalisco, antología de la poesía jaliscience contemporánea (2004), 100 poetas del mundo, antología del Encuentro Internacional de Poetas (2006), 101 Poetas * 101 Pintores (2009), De gotas y sorteligios (2009), Niños que se tragan la luna (2009).

Actualmente es conductora del programa de radio ''Las ruecas del tiempo, poesía para destejer la memoria'' con Raúl Bañuelos y Jorge Souza en Red Radio Universidad de Guadalajara.

Colección Arbol de Semillas















Submarinos de papel
Yolanda Ramírez Míchel (coordinadora)



El más bobo del planeta
Patricia Sanmigue


Julio prefiere quedarse en casa,  jugar en su computadora o mirar el televisor. No le gusta salir como a otros chicos. Disfruta más la tranquilidad que encuentra en su departamento, donde habitan él, su mamá y las plantas.
Sin embargo esta calma se vio  interrumpida una tarde, cuando se mudaron los nuevos vecinos.
A partir de ese día, Julio se convirtió en espía. Su primera tarea fue estar al pendiente de cada movimiento de la mudanza. A escondidas, pudo ver a los cargadores con los muebles, las cajas grandes y chicas, e incluso un piano.
Personas iban y venían. Todo parecía normal hasta que, a lo lejos observó que alguien subía, lentamente, las escaleras. Calculó qué tendría su misma edad. La siguió con la mirada. Se fijó en cada detalle. Ya no le importaron más el resto de las cosas.
Le gustó la blusa colorida que mostraba sus hombros. También le llamaron la atención sus pequeñas manos y siguió el movimiento de su cabello. Pero fue el rostro de esa menuda extraña lo que a Julio  impactó.
Su mundo se paralizó, el único sonido que le retumbaba en la cabeza era el palpitar de su corazón.
¡No comprendía por qué esos ojos enormes y oscuros podían hacer que su corazón latiera así!
Le confundía estar, sin motivo alguno, sonriendo detrás de la puerta.
"Se sentía el más bobo del planeta"
En un principio, Julio decidió rechazar ese desconocido entusiasmo que le provocaba llegar pronto a casa y tener la posibilidad de mirar, al menos un momento, a su vecina.
Pero, a pesar de lo incomprensible que esto le resultaba, se transforma en un viejo malhumorado si al terminar el día no había logrado, si quiera una vez, advertirla a lo lejos. Por ello, tratando de conciliarse con esas sensaciones, decidió tomar en serio la misión de vigilarla.
Día a día fue recabando información acerca de ella. Sabía perfectamente a qué hora regresaba de la escuela, qué días tenía deportes y qué otros debía usar el uniforme de falda. Desde su ventana, se entretenía cómo saltaba la cuerda o andaba en bicicleta.
La escuchaba cantar en el pasillo, y era el único que la acompañaba, a distancia, cuando le tocaba practicar sus clases de piano. Su tiempo lo dedicaba, casi en su totalidad, a ella, ya que incluso por las noches, sin excepción alguna, su último pensamiento iba dirigido al departamento de enfrente.
"No podía dejar de sentirse el más bobo del planeta"
Y es que se le hacía verdaderamente estúpido su reciente comportamiento, el cual no podía evitar, pero tampoco podía cambiar. En tres ocasiones intentó acercarse, romper el silencio y comenzar una conversación.

Apenas se aproximaba a unos metros de ella y un hormigueo le subía por el cuerpo, sentía calor y, como si tuviera un maleficio, ningún sonido salía de su garganta.
¡Su desesperación era entonces mayúscula !
Podía procesar las palabras en su cerebro, incluso se hallaban grabadas en su memoria luego de haberlas ensayado miles de veces frente al espejo, pero cuando debía pronunciarlas: ni un solo sonido se le escuchaba. Estaba mudo.
"De verdad no podía dejar de sentirse el más bobo del planeta."
Incluso, una noche hubo una fiesta en el departamento  de enfrente y Julio fue invitado. Parecía la ocasión perfecta para terminar con obsesiva  persecución. Durante toda la tarde planeó a cada detalle la manera en que tendría al fin contacto con la desconocida.
Invirtió sus ahorros en una loción y goma para el cabello, las cuales usaría por primera vez. Limpió y boleó sus zapatos que tenía perdidos en un rincón del armario. Cepilló sus dientes sin renegarle a su madre, y por último compró un chocolate envuelto en regalo.
Todo parecía perfecto. ¿Qué prodría fallar? Ahí en medio del pasillo a unos pasos de distancia de la alegría, Julio una vez más se paralizó. Apenas a unos centímetros de entrar, quedó nuevamente inmovilizado.
Nunca imaginó que ella podía lucir más hermosa y que otra vez todo a su alrededor se detendría mientras su corazón alcanzaba un mayor número de palpitaciones por segundo.
Sentía como el chocolate se le derretía en las manos. Su cuerpo no le respondió, de nuevo no emitía ruido alguno. Su única opción fue correr, baje de carrera las escaleras y huir.
" sintiéndose el más bobo del planeta."
De malas y harto de su situación , Julio decidió terminar con tanta locura. Optó por reiniciar sus antiguas actividad, concentrarse en sus programas televisivos preferidos y juegos cibernéticos. Dejaría las cosas al tiempo.
Y así fue, pasaron días y semanas sin que Julio tratara de ser una vez más un espía, por el contrario evitaba a toda costa los encuentros. Lo que menos deseaba era volver a sentirse  bestialmente torpe.
Pero una tarde, al estar a punto de salir se topó con ella en el pasillo. Fue inevitable que ambos se descubrieran en sus miradas.
-Hola- saludó ella.
No hubo respuesta, sólo silencio.
La vecina sonrió y continuó su camino. Él estaba una vez más a punto de maldecirme cuando miró que ella llevaba consigo una maleta. Hasta ese momento, Julio no había experimentado el verdadero miedo. Su mente se aceleró y sintió desesperación. Pensó lo peor, seguramente se marchaba, y lo más terrible:
¡Nunca más podría verla, no siquiera a la distancia!
Ante esta posibilidad, se lanzó tras ella. De un salto bajó hasta la salida del edificio, sus ojos y razón se nublaban, una vez no comprendía qué lo impulsaba a salir contenta urgencia, pero su único anhelo era encontrarla. Le parecía interminable el camino a la calle. Pedía a Dios que él se equivocara.
Y ahí estaba ella, sobre la banqueta, cuidando la maleta. Parecía aguardar a alguien, parecía estar esperándolo... ¿a él?
-Hola - una vez más ella saludó.
-Hooola - ¡al fin!
-Soy Gloria - dijo y tendió su mano.
Julio dibujó entonces su más larga y animada sonrisa.
Gloria no se marchó, sólo regaló alguna ropa en la vieja valija. Y Julio comprendió entonces cuando en realidad se es...
"El más bobo del planeta."





Los cuentos que aparecen en este libro son el producto del taller de Literatura Infantil y Juvenil ''Viaje a la semilla'' que coordina la maestra Yolanda Ramírez Míchel en las instalaciones del Fondo de Cultura Económica en Guadalajara a partir de septiembre del 2008.
A decir de la coordinadora, cada uno de los cuentos ha sido una aventura, y ha dejado a su paso un camino de olas. ''Un camino de alegres chapoteos en las profundidades de la conciencia. Cada uno de estos submarinos de papel son viajes al espíritu de los autores, son horas de atención a la clase de navegación , y mucha humildad y persistencia para que no se les escapara la sustancia poética''.

Senda Narrativa

Si no tardas mucho, te espero toda la vida 
Jorge Castellanos

Valentino es atacado por la mafia, víctima de una confusión a la que la prensa tratará de sacar provecho. Indignado, pretenderá hacerse justicia por medio de una manifestación que él mismo encabece. No sólo tendrá que sortear los obstáculos propios de quienes se enfrentan a un sistema sucio, sin la ayuda de una sociedad en esencia apática hacia los problemas del prójimo, sino que deberá sobrevivir y reencontrarse para que el odio recientemente acumulado no lo lleve al abismo. La clave para que esto no suceda podría ser Andreína, una estudiante que ha dejado un confortable pasado para buscar un ambiente más autentico en el que ella pueda desenvolverse con integridad.


Jorge Castellanos (1983). De nacionalidad mexicana-costarricense. Desde muy joven radica en la ciudad de Guadalajara. Estudio la carrera de Comunicaciones y después viajó a España en donde estudió Guión en el Observatorio de Cine de Barcelona. También asistió a los talleres literarios de la Escuela de Escritores de México (SOGEM)


20100213

Pausa Poética

El agua pasa, pero el cauce queda - antología - ($80.00)
Ernesto Flores


Ernesto Flores nació en Santiago Ixcuintla, Nayarit, el 4 de agosto de 1930. Es profesor-investigador universitario, editor de revistas, ensayista destacado y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. La Universidad de Guadalajara lo reconoció con el título de Maestro Emérito y con el Premio de Poesía Juan de Mairena, y el gobierno de Jalisco le otorgó el Premio Jalisco. El gobierno de Nayarit ofrece en esta antología una colección de los mejores textos del maestro Flores, con el fin de difundir su obra.

Ernesto Flores es autor de los libros de poesía A vuelo de pájaro (1969), El pasado es un país desconocido (1975), El viaje (1978), Mensajes desde el olvido (1998), Todos somos los ángeles oscuros (1998). Jorge Souza comenta que la poesía de Ernesto Flores busca, tal vez en el abismo, el otro que uno es, para salvarse. ''Pero en el movimiento incesante del agua de la noche, el tiempo ya se escapa y el intento final se vuelve niebla. Es poesía que se dice, casi siempre, en la penumbra; ha sido tejida con palabras que caen con el peso del liquido del cansancio; clarividencia deslumbrante del naufragio del tiempo''.

Nota de Prensa


La Jornada Jalisco, diario.

La Zonámbula, una nueva propuesta editorial independiente en Guadalajara
Xitlálitl Rodríguez, Carlos Cortés y Dora Moro, los primeros en difundir su creación poética
CECILIA DURAN




La Zonámbula es un nuevo proyecto editorial independiente que surge en Guadalajara con la finalidad de publicar obra literaria –poesía, cuento, novela– sin fines de lucro tanto de escritores con trayectoria como de nuevos autores, principalmente de Jalisco.

Los sonámbulos bien despiertos que integran el equipo de trabajo son Francisco Enciso Cabral en la dirección general; Jorge Orendáin en la dirección editorial; Sol Ortega es la encargada del diseño y la diagramación, y Francisco Enciso Salcido es coordinador de producción. Además, colaboran Carlos Hueso, Natalia Magallanes, Jabaz, Rossana Solís Morales y Verónica Enciso.

De acuerdo con Orendáin y Enciso Cabral el título, La Zonámbula, surge de la unión de dos palabras que les parecen fundamentales en el terreno de la creación literaria: zona y ambular. Consideran que la creación se da en una zona donde el escritor deambula constantemente con la finalidad de escribir. Además, esta unión de palabras remite a sonámbula, una persona que mientras duerme tiene cierta aptitud para ejecutar algunas funciones correspondientes a la vida de relación exterior. Esto es, el creador.

Enciso Cabral destacó que la realización de La Zonámbula fue posible gracias a la suma de voluntades de varios de sus compañeros que son impresores o diseñadores y “que están de acuerdo con el proyecto y colaboran, como Sol Ortega que es la diseñadora, Jabaz también nos ayuda en el diseño. A los compañeros que yo les he hecho la invitación ninguno ha dicho que no”.

Por su parte, Orendáin explicó que este proyecto surge porque “a pesar de todos los proyectos independientes que hay, falta mucho por dar a conocer la obra de poetas, narradores y hasta de fotógrafos de Jalisco. Aún siendo autores reconocidos muchas veces tienen que pagar sus impresiones. Creo que no es justo que a autores con gran calidad, ni la Universidad de Guadalajara ni la Secretaría de Cultura los apoyen. La suma de las editoriales independientes es lo que lograría eso. Las editoriales comerciales y las gubernamentales, incluso las universitarias, prácticamente desdeñan este tipo de trabajo porque no les reditúa económicamente”.

Iniciaron con la colección Pausa Poética que se centrará en publicar libros de poemas. Esta serie es tamaño media carta, con papel cultural en los interiores y papel couché en los forros, los cuales serán impresos a color y los tirajes serán de 500 ejemplares. Cada título de esta colección tendrá sus portadas ilustradas con la obra plástica de pintores jaliscienses, para dar a conocer su trabajo y de ofrecer al lector un libro atractivo. Lo interesante es que en la página de los créditos también se puede encontrar los datos del artista plástico, así como el nombre de la pieza de la portada y la técnica que utilizó.

De la serie Pausa Poética han publicado tres autores, quienes publican por primera vez un libro de poemas: Xitlálitl Rodríguez Mendoza, con Polvo lugar, ilustrado por Edna Cantoral; Carlos Cortés con Cabroncito stándar, cuya creación de la portada pertenece a Jors, y Dora Moro, con Por si la recua, ilustrado por Moná Orozco.

Para definir quiénes serían los tres primeros autores publicados, los coordinadores consultaron en talleres literarios quiénes eran los mejores alumnos y de una lista seleccionaron a Rodríguez Mendoza, Cortés y Moro.

Orendáin explicó que durante un año publicarán solamente a autores invitados. “Vamos a tratar de que no sean autores únicamente de Guadalajara y también pensamos hacer no sólo libros individuales, sino de repente hacer antologías. Yo sé que en Lagos de Moreno hay buenos autores, pero no puedo publicarle un libro independiente a todos los de Lagos de Moreno, mejor hacer una antología, una muestra de autores, como también podrá ser de Puerto Vallarta”, dijo.

Las publicaciones de La Zonámbula serán vendidas en las principales librerías de Guadalajara; aunque uno de los propósitos es que el artista se lleve 200 libros para distribuirlos.

Nota de Prensa

La Jornada Jalisco, diario.
Más acá del más allá, de Raúl Aceves, y Si la pausa, de Jorge Orendáin

El FCE y La Zonámbula invitan a la presentación de dos libros
RICARDO SOLIS

El sello editorial La Zonámbula y el Fondo de Cultura Económica (FCE) hacen invitación para el evento que, mañana jueves 9 de julio a las 20 horas, se llevará a cabo en La Joseluisa (avenida Chapultepec y Libertad), la presentación de los libros Más acá del más allá, de Raúl Aceves, y Si la pausa, de Jorge Orendáin. Los comentarios quedarán a cargo de los escritores Gabriel Gómez López y Carmen Villoro, respectivamente, bajo la moderación de Cristina Quezada.

Respecto de su libro, Raúl Aceves ha referido que se trata de “la recopilación de los textos que más me han gustado a lo largo del tiempo, que abarca una producción de más de tres décadas”. Además, el prólogo que acompaña el volumen, en el que explica parte del proceso de reunión del material “fue también una manera de ordenar el caos, pues los cuentos son de estilos e intenciones muy diversas”, ya que el lector puede encontrar fantásticos, metafísicos, bufos o paródicos entre ellos.

Para Aceves, poeta e investigador universitario, el libro representa “un reto distinto que me anima a seguir explorando esta veta narrativa que también tengo (aunque no tan explorada como otras)”. Más acá del más allá significa su segunda incursión en la narrativa (Villa Arcoiris –de Amaroma Ediciones, 2008– fue el primero) y, en sus palabras, “me abre una nueva ruta que quiero seguir explorando”.

Ahora bien, por lo que toca a Si la pausa, poemario de Jorge Orendáin (también coordinador editorial de La Zonámbula), es un texto en el que tuvo –como explicó el autor en entrevista reciente– “una idea de lo que quería” y partió de una estructura bien definida, por lo que, en ese sentido, significa un libro “diferente a los que he escrito”.

Respecto de la labor editorial que realiza con La Zonámbula, esta parte de una necesidad que el editor y poeta percibe “entre la gente joven, e incluso escritores con una trayectoria importante” que no tienen donde publicar sus libros “porque a los editores comerciales no les interesa o las editoriales universitarias no tienen dinero para publicar literatura”; todo lo cual representa una labor que redunda “en beneficio de muchas personas”, particularmente autores y lectores locales, que acceden a las publicaciones del sello en diversos puntos de distribución de la ciudad.

La Zonámbula incluye en su creciente catálogo a autores como Xitlálitl Rodríguez, Ángel Rafael Nungaray, Dora Moro, Paula Zulaica, Marco Aurelio Larios; así como textos o antologías en traducciones del francés, coreano y croata.

http://todoennoticia.com.mx/occidente-municipios-jalisco/cerda-martha-mientras-agonizas-la-zonambula-2020/