20130628

Submarinos de papel que navegaron por el mar de mis mejillas.

Por Karla Salazar


Hace unos días terminé de leer Submarinos de papel, un libro que estuvo bajo la coordinación de la maestra Yolanda Ramírez Michel, proyecto que apoyó Editorial la Zonámbula y que se originó del taller de Literatura Infantil y Juvenil “Viaje a la semilla”. 

Sin ver la reseña de la parte de atrás para darte una idea de lo que es éste libro, simplemente con ver la portada, dar una hojeada y alcanzar a ver un par de dibujos, se da por entendido que proviene de lo infantil, inclusive los colores te llevan a pensar eso.

Comencé a leerlo con la intención de sentir algo diferente a lo que normalmente siento al emprender la lectura de un nuevo libro, sentir distracción, extender mi imaginación en un panorama cien por ciento infantil, sentir la emoción de una nueva aventura y sobre todo, volver a mi niñez. 
En el prólogo donde se toca una parte de los autores, enseguida me imaginé a unos niños, los cuales señalé inmediatamente como autores de los siguientes cuentos.

La aventura comenzó. Con una diversidad de historias, desde la primera letra quedas atrapado, imaginando en que te pudo pasar a ti, visualizar las escenas de lo que lees, inclusive, llegar a adoptar la posición de los personajes. 

Las personas entre más crecen y se van convirtiendo en adultos llegamos al punto de ir olvidando poco a poco lo que implica la niñez, la vida empieza a traducirse en decisiones, labores diarias, obligaciones, problemas y todo en lo que puede consistir una vida complicada en la edad adulta. Entonces al leer estos cuentos surge la pregunta de cómo podrían existir pensamientos así dentro de un niño. Desde situaciones familiares, vida cotidiana como la casa, la escuela, los amigos, situaciones de aventura etc. Este tipo de situaciones en submarinos de papel bastaron para crear unas historias en las que uno puede introducirse fácilmente dejándose llevar por el niño que se trae dentro. Y la verdad es que, cuando tienes la mentalidad de un niño, todo es posible, soñar es más fácil, hacer descubrimientos se vuelven metas, y hacer todo lo que te gusta volverlo en un juego de la vida.

Submarinos de papel provocó en mí: suspiros, asombros, sonrisas, tristeza y como lo dice el título de este texto, un mar en mis mejillas. Me tomó por sorpresa puesto que aguantarte las ganas de llorar en el transcurso del camino en transporte público no es como que muy fácil, pero afortunadamente llevaba conmigo unos lentes oscuros que fueron la solución. 

Aunque para ser más específica sin menospreciar a los demás cuentos, Dos historias en particular que se apoderaron de mi sensibilidad fueron: “El más bobo del planeta” por Patricia Sanmigue y “Barcos” de Viviana Kuri. Los sentimientos transmitidos en estos cuentos son más que conmovedores ya que en el transcurso de su lectura, la imaginación se encarga de recrear una figura infantil que va diciendo en voz alta eso que siente y que llega a tocar nuestra sensibilidad.

Sin duda, los dibujos ilustrados van acompañados en su totalidad de la historia, lo que los hace más divertidos y a la vez tiernos, puesto que al terminar de leer un cuento, me era inevitable volver a mirar el dibujo.

Aunque al final de la lectura me di cuenta que los autores no eran precisamente unos niños, llegué a la conclusión de que el libro cumplió con su función y con mis expectativas, me remontó a mi niñez, me hizo volar y volver a sentir la fragilidad de mi ser.

Submarinos de papel me hizo pasar dos días agradables, entre suspiros de ternura y sonrisas sacando a flote mi melancolía.


La Zonámbula en la red en las Crónicas del Ocio


AMBULANTES DE LAS LETRAS.

En resumen, la historia de cómo nació la Editorial la Zonámbula, la página del OCIO  publicó una nota con motivo de los 6 años de la Editorial.

Checa la nota, aquí te compartimos el Link: 

http://www.ocioenlinea.com/node/27994

20130626

La Zonámbula en la red


5 novedades Zonambuleras

Y con motivo del Aniversario número 6 de la Editorial la| Zonámbula, el ex convento del carmen fue testigo de las 5 novedades zonambuleras de este ciclo el Miércoles pasado 19 de Junio.

Con la lectura de libros en voz de sus propios autores como lo fueron Alma verde de Rubén Gil; Biograffitti de Ramiro Aguirre; La muerte compartida de Fernando Covarrubias; Crónicas de nota roja en blanco y negro de Juan Carlos Huerta Vázquez y Decantación de Aída Monteón.

La página de El faro cultural realizó una nota sobre el evento. 
Aquí te compartimos el link:



20130625

La Zonámbula en Dime poesía desde C7

El poeta y director de nuestra Editorial independiente la Zonámbula, Jorge Orendáin, estuvo presente en la sección Dime poesía del programa Elementos en C7. Si se lo perdieron, aquí les dejamos la entrevista que le realizaron con el motivo del 6to aniversario de la Zonámbula.

20130612

Desaforismos de Raúl Aceves

Por Jorge Orendáin
Foto: Dánae Kótsiras

Librería José Luis Martínez del FCE
7 de junio, 2013



Antes de hacer algunos comentarios acerca de este nuevo libro de Raúl, me parece importante dar una breve explicación de lo que es un aforismo. Lo más seguro es que al final tengamos más preguntas. Pero precisamente de eso se trata el aforismo, de preguntar como si afirmáramos, y afirmar como si preguntáramos.

Parte 1
Varios autores coinciden en señalar que el aforismo se trata de un término usado en la tradición griega desde siglos antes de nuestra era: lo usaron Hipócrates, Heráclito, Pitágoras, Platón, Demócrito, Confucio, Lao Tsé, Séneca y Cicerón. Enfatizan que no hay que confundirlos con el haikú, la tanka, el proverbio, el pensamiento, la sentencia, el cliché, el refrán y las máximas, ya que coinciden en su pequeña longitud. Para Raúl Aceves el aforismo debe ser:

“interdisciplinario, multiforme, anárquico, versátil, libre, liberador, espontáneo, heterodoxo, asistemático, impredecible, subversivo, ligero, veloz, punzante, regocijante, irritante, luminoso, el hippie de la lengua...”.
     
Raúl dice que cuando el aforismo pretende ser autoritario o dogmático “pierde fuerza en la medida que trata de imponer su ‘verdad’, porque el aforismo es tan sólo un punto de vista entre los muchos posibles y en eso radica su valor: enriquece los pensamientos sobre la realidad, abre la perspectiva [...] elude el tono profesoral o doctrinal para distinguirse de la máxima, el proverbio y la sentencia, los parientes solemnes de la familia”.
      Irma Munguía Zataráin y Gilda Rocha expresan que “el discurso aforístico es una forma devastadora de la crítica ya que se constituye a partir de una nueva perspectiva sobre la realidad, para expresar y proponer un punto de vista o una opinión que contradice y cuestiona, con argumentos que parecen inapelables, valores, creencias y actitudes que la tradición ha consagrado y que ha ofrecido como única respuesta a necesidades vitales”.
      De esta manera, continúan, “es posible ver en el aforismo un juego irónico pues es el lugar de encuentro de dos puntos de vista cuya coexistencia conduce a una ruptura con los valores establecidos [...] El aforismo se apoya en una nueva visión del mundo con el fin de descalificar y negar, a veces violentamente, el punto de vista tradicionalmente aceptado, y proponer otro que es presentado en forma breve y que es tratado como si fuera una “verdad absoluta” o como una “definición”. Aquí vale la pena recordar una frase de Milan Kundera: “El aforismo es la forma poética de la definición”.
      Es evidente que el aforismo no puede ser sometido a la verdad o a la falsedad... y esto se debe a la “voluntad de verdad” que es esencial en la ironía, el nuevo punto de vista se convierte en una nueva manera de conocer el objeto al que hace referencia el aforismo”. Esto nos remite a Karl Kraus cuando dice que “un aforismo no tiene necesidad de ser verdadero, pero debe volar por encima de la verdad”.
      Por último, las autoras ya citadas dicen que “el aforismo es una forma de pensar y de decir críticamente, es un discurso persuasivo [y hasta intrigante] que condensa la negación de valores establecidos y la afirmación de un nuevo punto de vista; por lo tanto, es un hecho de conciencia, de lengua y de cultura. Su percepción exige un lector con la formación adecuada para reconocer —esté o no de acuerdo con la perspectiva [...] Es tal su poder de ruptura y de persuasión que, en muchas ocasiones, lo menos que puede hacer el lector, es guardar un silencio traicionado por la sonrisa irónica”.
      De los autores consultados, es fácil advertir la coincidencia en relacionar la escritura del aforismo con la filosófica debido a que es producto de una reflexión sobre qué es el hombre, qué es la realidad, qué es la verdad, cuál es el sentido último de la vida, etc. En otras palabras, el aforismo no sólo es una forma literaria, sino también una forma de hacer filosofía que ha sido tradicionalmente empleada por muchos pensadores de todas las épocas.
      Igualmente, el aforismo está emparentado con el discurso poético, puesto que utiliza recursos propios de éste como son el ritmo, el juego de palabras, aliteraciones, metáforas, etc. para producir el efecto deseado.

Parte 2
Y bueno, todo lo anterior es para decir que Desaforismos es un libro de metafísica lúdica que podemos consultar a cualquier hora de la vida, para buscar las respuestas que se nos han estado escondiendo entre tantas preguntas; es un petardo que nos despierta los sentidos y nos agudiza la visión interior; es una invitación a contemplar todos los mundos posibles para fincar en ellos nuestro asombro; es la búsqueda al centro, al origen de todo, a nuestra casa original.
Los temas son múltiples. Sin embargo, creo es un libro centralmente filosófico que nos bombardea con preguntas acerca del mundo interno y externo que habitamos; un libro que nos habla del ser y su origen, de Dios, del vacío, del amor, del tiempo, del silencio, de la muerte, de la trascendencia. Otro tema frecuente es la relación, casi siempre negativa, que ha tenido el ser humano con la tecnología, la naturaleza, la imaginación y el arte. En estos aforismos, las personas, transfiguradas en cosas, necesitan pruebas de su existencia, se miran interminablemente en el espejo, se sienten superiores a las palabras, compiten entre sí, inventan fronteras; pero un día despertarán sorprendidas en un mundo diferente que ellos mismos han construido.
 En estas páginas los hombres y mujeres se unen con los elementos de la naturaleza, con objetos, con lugares y animales para enseñarnos las partes ocultas del mundo y que no nos atrevemos a imaginar.
 Este libro es una invitación a navegar “hacia mares menos mojados de realidad”, a la vez que se critica al materialismo, a nuestra “hambre absurda de posesiones”. Desaforismos es un espacio para dialogar consigo mismo, es la oportunidad para encontrarnos en el mundo de todos los días; es un libro donde uno más uno siempre será igual a uno.
 Raúl siempre nos ha manifestado su gusto por los neologismos. Sus aforismos no son la excepción: los “hipozoles”, los “calendrijos” y las “guaramuchas” andan en este “vagainmundo” lleno de “incertilumbre” y “esperansia”, creando significados que nos ayudan a encontrar la verdad que se viste de metáfora, ficción y símbolo.
      Raúl no se olvida de construir su mundo al revés; ni mucho menos de regalarnos estampas poéticas, buen humor, sorpresas y paradojas.
 Él sabe que “descansar cansa”. Este libro es una muestra más de su inagotable búsqueda de otros mundos a través de la imaginación y la memoria, ese “órgano de la inmortalidad” que nos ayuda a volar en el país de los símbolos. Macedonio Fernández, el “metafísico mayor de Buenos Aires”, nos enseñó que “el ser no tiene ley, que todo es posible”. Raúl, quizá uno de sus mejores alumnos, lo ha confirmado en estas páginas.

 Gracias Raúl por ser el gran “pasajero de la irrealidad”, por ser taoísta, dadaísta, surrealista, futurista, absurdista, alpinista, periquetista, filatelista, y por compartirnos estas expediciones aforísticas.

DESAFORISMOS DE RAÚL ACEVES

Foto:  Dánae Kótsiras

El día 7 de Junio del año 2013, se llevó a cabo la presentación del libro "DESAFORISMOS" del autor Raúl Aceves, bajo nuestro sello editorial. 


Desde las instalaciones del la librería José Luis Martínez del Fondo de Cultura Económica, gracias a Cecilia González, Coordinadora de Actividades Culturales y difusión, que siempre nos brinda un espacio para las presentaciones.

A pesar de las condiciones climáticas, puesto que el cielo hizo de las suyas dejando escuchar truenos acompañados de la lluvia, amigos, colegas y público demás asistieron a esta gran presentación. 

La moderación estuvo a cargo de Karla Salazar. Entre los presentadores estuvieron el Doctor Gabriel Gómez López; el Director de nuestra Editorial y poeta Jorge Orendáin y por su puesto el Autor Raúl Aceves.

Tornándose todo a una plática agradable, la noche fue tomando forma gracias a palabras o frases como: "petardos mentales", "machincuepas verbales" o "periquetes metafísicos".

Terminando con broche de oro, la firma y compra de libros en mancuerna con un vino tinto, dió fin a la presentación del libro DESAFORISMOS.

¡No dudes en comprarlo!
Lo encuentras en librerías Gonvill al precio de tan solo $100.00 pesos.

"El poema hace duradero el instante irrepetible"
DESAFORISMOS-Raúl Aceves






LA ZONÁMBULA CUMPLIÓ 6 AÑOS

Gracias a nuestros lectores, autores y todo el equipo que conforma esta Editorial independiente.

6 Años de difundir letras de autores importantes tanto de Jalisco como de otros estados.

Les compartimos una nota que publicó el INFORMADOR 

http://www.informador.com.mx/cultura/2013/459717/6/la-zonambula-celebra-seis-anos-de-vida.htm

La muerte compartida


Aquí les dejamos un texto de presentación que realizó María Cervantes sobre el Libro "La Muerte compartida" de Juan Fernando Covarrubias.

La muerte compartida, algunas reflexiones


Rubén Darío solía decir que “el periodismo es la gimnasia del estilo”. Recuerdo a menudo esta frase cuando leo a Juan Fernando Covarrubias; su narrativa no nace, ni se devela con el nacimiento de su primer libro; hace ya rato sus publicaciones en diversos periódicos descubren la buena vena de escritor en él. Y si bien en este libro no se inaugura su autor como narrador, debe decirse que su escritura sí se aquilata, se ensancha y se profundiza, se decide y se yergue sobre sí misma, abandona todo tambaleo para dar pasos firmes sobre el terreno narrativo.

Son 14 los cuentos que conforman este libro cobijados todos bajo el título de La muerte compartida. Sin embargo, son un sin número de experiencias las que brotan de estas narraciones, las experiencias del lector incansable e insaciable, del amante del cine y la fotografía, y en general, la experiencia del observador del mundo. El narrador de este libro es una suerte de cazador de hechos e imágenes muchas veces ya cruzados por el tamiz de la escritura antes de llegar al papel mismo. De hecho, no me sorprendería que en este mismo instante Juan Fernando esté al acecho de una nueva historia; una frase escuchada en alguna esquina, una nota de caligrafía dudosa perdida entre las páginas de un libro viejo, una fotografía en una exposición o una mueca que surcando el viento llegó hasta sus ojos podrían bastar para detonar una historia, y una buena.

No quiero decir con esto que su trabajo sea una copia directa de la realidad, ésta es apenas la punta del iceberg imaginativo que él se da a la tarea de descubrir con las palabras de por medio. No quiero decir tampoco que la literatura en general no parta de referentes localizados en la realidad, lo que sucede con este narrador, es el rescate de los actos y objetos cotidianos, aquellos que en la prisa diaria ignoramos. Él escucha la voz y los porqués detrás de los detalles, pues ahí se encuentra un punto catártico por donde se derraman las razones de la vida, se depositan allí radiografías del esqueleto doloroso de nuestra existencia. Así, la imagen de un libro olvidado sobre la barra de la cocina, una flor encendida en medio de la olvidada cantera o un traje gris asomado tímidamente en el interior del armario pueden acarrear un torrente de posibilidades.

Podría decir entonces que las narraciones de Juan Fernando, en más de una ocasión, parten de lo inesperado, son la imaginación desbordada; él sabe escuchar y narrar una historia donde los demás vemos ya un punto final. Parte, a veces, de lo estático, de lo ya hecho para insuflarle un nuevo eco de vida no advertido antes. Quizás el ejemplo más desnudo al interior del libro es el cuento titulado “Érase una vez” cuya trama se desprende de la imagen fotográfica de Indira Flores, del mismo nombre y del filme El color del paraíso de Majid Mijidi.

Al interior del libro identificó cuatro categorías, arbitrarias por mi parte, en las que los 14 cuentos del libro pueden dividirse a fin de relatarles un poco mi visión acerca de La muerte compartida. La primera de estas categorías alberga cinco cuentos: “Sin otra cosa que un reclamo”, “La muerte compartida”, “Y luego el desahucio”, “Los grillos y sus guerras” y “Por la parte más delgada”. La temática imperante aquí se inserta en un hilo dramático sostenido por lo cotidiano, donde las epifanías suelen velarse detrás los hechos u objetos más usuales, tal como lo dice el personaje del cuento “La muerte compartida”: “La cotidianidad está saturada de esas presencias que se vuelven certezas cuando asoman a la vida con toda su carga”. Sus personajes buscan el sentido más intrínseco de cada suceso, pues los actos reiterados conforman su existencia.  Entonces, cada gesto del pasado puede estar plagado de significados que develarán la promesa de una futura existencia mascullada en un presente detenido como abismo.

Sin abandonar la ventana de lo cotidiano, los personajes de esta categoría, se enfrentan al dolor, a la soledad, al encuentro próximo con la muerte, o andan y desandan un camino construido de un pasado que a fuerza de recurrirlo pareciera un tiempo mítico, enroscado en sí mismo. Estas narraciones observan un carácter psicológico y un tanto laberíntico donde la acción parece detenerse para dar paso a un alumbramiento poético al devenir interior.

La segunda categoría asoma sus fronteras al mundo de la demencia, pero sin acercarse demasiado a pesar de que a sus protagonistas se encuentran embebidos en la situación. Los personajes-narradores de los dos cuentos que conforman esta serie (“Doce horas” y “Relo”), observan el desequilibrio mental de un tercero con dejos de ternura, amor y dolor; giran en torno a ellos tratando de adivinar, de conjeturar lo que sucede en el interior de quien se encuentra enfrente y fuera de la realidad, todo en un afán de no perder el control ante lo desconocido. “Doce horas” es un discurrir narrativo interior, laberíntico, como el espacio en el que se desarrolla la acción, aspira a disolverse, camina al cero. Por el contrario, “Relo” se torna poético en armonía con los paisajes campestres y los primeros acercamientos eróticos del protagonista.

La tercera categoría mantiene un tono jocoso de humor hábil, en ésta se encuentran “Y en la mañana ahí estabas”, “Probador” y “Peor tantito”. Los personajes son hijos y víctimas de las circunstancias, no tienen más trascendencia porque ésta se encuentra en el sentido de la anécdota que gana fuerza en el relato; gracias a la habilidad narrativa podemos reírnos de ellos a pesar de sus desgracias. Por su parte, el lenguaje se torna flexible y respeta el habla cada uno de ellos al grado de poder casi escucharlos con sus respectivas pausas y entonaciones.

En la cuarta categoría los cuentos aceleran el paso de las acciones para mostrar finales que bien podrían tumbar de un golpe de sorpresa al lector, aquí agrupo “Inútil pretensión”, “La suerte de Cuco Compas” y “Rastro de nada”. Estas narraciones son tajantes, descarnadas, hábiles, como el corte de una espada en manos de un experto que no desea ser descubierto pero que al mismo tiempo quiere dejar por firma la certeza y limpieza de su trabajo. En estas narraciones me atrevería a afirmar la influencia, no muy obvia, pero existente, del cine de Tarantino mezclada con la sonoridad del lenguaje de la calle o de la cantina.

Decidí hablar de estas arbitrarias categorías para resaltar la riqueza en los tratamientos narrativos y temáticos contenidos en este libro. Es necesario enfatizar que además de las influencias cinematográficas y fotográficas en las páginas de La muerte compartida se asoman los influjos de plumas como la de Cortázar en los rasgos laberínticos de los personajes y sus situaciones, de Arreola en el humor y en la flexibilidad del lenguaje al proyectar personajes de talante popular, de Rulfo en los rumores desquiciantes y poéticos cercanos a la muerte y a la locura.

A propósito del modernista nicaragüense, citado al inicio de mis palabras, debo confesar que el estilo de Juan Fernando me recuerda un tanto al de los modernistas, no quiero decir con esto que su trabajo sea de este corte, me refiero a ciertos detalles en el estilo, tales como la precisión, la claridad y el cuidado con el lenguaje, elementos que sin duda se deben en parte al ejercicio constante que demanda la colaboración en medios periodísticos. Esto, sin duda, es algo que el lector agradece; cuando sin saber cómo ni cuándo nos perdemos desde la primera línea y saltamos con ojos renovados a la realidad, envueltos en la sensación del universo narrativo, al llegar el punto final, sabemos que hemos leído una buena narración. Así me sucede con la escritura de Juan Fernando.


No me queda más que invitarlos a juzgar en lectura propia La muerte compartida y felicitar a Juan Fernando por este proyecto que concluye para dar cabida a otros en proceso en gestación y que esperamos ver pronto. Lo celebro contigo Juan Fernando. En hora buena.

20130606

ALBA-VIGÍA


Melissa Nungaray

Te invitamos a leer ALBA-VIGÍA...

Checa algunos fragmentos del libro de una pequeña pero grande en sus letras, la autora Melissa Nungaray.


-El mundo contempla
La resistencia de la vida
Cuando quito la corteza
De mi humanidad.

*

Mi generalidad cambia,
Se moviliza la energía
Donde se rehace la frase
De la mitad de mi cuerpo.

*


El trayecto
alumbra mi sentir
en amparo

de la demora del paisaje.

Melissa Nungaray (Guadalajara, Jalisco, 1998) ha publicado en diversas revistas y está incluida en el Muestrario de letras en Jalisco (2007), Medusas (2008) y en el libro de texto Español 1 para Secundaria (2009). Ha colaborado en los programas de radio Dimensión colorida, Teleférico, De pico picoreando y Jalisco en la hora Nacional. Es autora del libro Raíz del cielo (2006)

Búscalo en librerías Gonvill en tan solo $50.00 pesos

Al gravitar rotando



Óscar Tagle


A qué escribes cuando juegas. Un taller de escritura es también una casa de juegos. Se gana y se pierde, pero cuando la fortuna está del lado del que escribe, la literatura es la que gana.
Al gravitar rotando es un espacio para el juego en el que se gana hasta perdiendo. Así, la escritura de taller es una casa que no pierde: los dedos siempre vienen cargados de asombros y los hallazgos son fichas para seguir jugando. La apuesta para encontrar la voz en la diversidad de voces siempre guarda su as bajo la manga.

Mientras la actitud girondiana giere en las psiquis, en las equis y en las exquisitísicas respuestas, se seguirá gociferando, que el juego es un asunto exigentemente serio.

Sumérgete en una serie de cuentos que te harán brotar la imaginación con una sola lectura de Al gravitar rotando. Conoce las letras de:

Ada Erika Figueroa Rodríguez
Adriana Gozuh
Aldo Prieto
Alejandra Mendoza
Ana Cantú
Ana Laura Gutiérrez Robles
Camiña Mejia
Claudia Martínez Videgaray
Cristopher Estrada
Diego Massimi
Elena Méndez de la Peña
Isidro Delgado Guerrero
José Manuel Arreola Macías
Juana María Ramírez
Laura Méndez
Manuel Cantú
Margarita Oroz
Miguel Cadillas
Mónica García Cárdenas
Nancy Estrada
Octavio Muñiz
Priscilla Aranda
Rossana Camarena

Búscalo en librerías Gonvill con un precio accesible de $90.00 y disfrútalo.

Te dejamos algo de lo que podrás leer en Al gravitar rotando.
¡Chécalo!

Amor y Mutis
Ada Erika Figueroa Rodríguez

H como buena letra de pocas palabras reserva para sí misma sus devaneos y pensamientos; sin embargo, con frecuencia sueña que las otras se enteran de sus secretos y la delatan. A veces S, sin vergüenza como ella sola, es quien suelta la sopa. Otras noches R es la que rumora y repite, mientras vaga por las  habitaciones del alfabeto, que la tal H no es tan muda como parece.

Cuando H despierta, se acicala ambas líneas verticales y, mientras toma otra pequeña y la coloca de cinturón, mira con desconfianza el abecedario completo y se pregunta en silencio si ya lo sabrán.

Sólo I, la latina, la ladina, sabe que H está enamorada, que en las noches sin luna se pone una estola, se pinta los labios, se vuelve estrella y frente al espejo ensaya canciones de amor para P. El mejor partido, dicen algunas letras; el que peca de fanfarrón y pendenciero, según otras.

H sabe que nunca entonará frente a él su repertorio amoroso. No le contará de las noches de ensayo, ni hablará de sus sueños, porque en cuanto lo ve, enmudece.

http://todoennoticia.com.mx/occidente-municipios-jalisco/cerda-martha-mientras-agonizas-la-zonambula-2020/