Óscar Tagle
A qué escribes cuando
juegas. Un taller de escritura es también una casa de juegos. Se gana y se
pierde, pero cuando la fortuna está del lado del que escribe, la literatura es
la que gana.
Al gravitar rotando es un
espacio para el juego en el que se gana hasta perdiendo. Así, la escritura de
taller es una casa que no pierde: los dedos siempre vienen cargados de asombros
y los hallazgos son fichas para seguir jugando. La apuesta para encontrar la
voz en la diversidad de voces siempre guarda su as bajo la manga.
Mientras la actitud
girondiana giere en las psiquis, en las equis y en las exquisitísicas
respuestas, se seguirá gociferando, que el juego es un asunto exigentemente
serio.
Sumérgete en una serie de cuentos que te harán brotar la imaginación con una sola lectura de Al gravitar rotando. Conoce las letras de:
Ada Erika Figueroa Rodríguez
Adriana Gozuh
Aldo Prieto
Alejandra Mendoza
Ana Cantú
Ana Laura Gutiérrez Robles
Camiña Mejia
Claudia Martínez Videgaray
Cristopher Estrada
Diego Massimi
Elena Méndez de la Peña
Isidro Delgado Guerrero
José Manuel Arreola Macías
Juana María Ramírez
Laura Méndez
Manuel Cantú
Margarita Oroz
Miguel Cadillas
Mónica García Cárdenas
Nancy Estrada
Octavio Muñiz
Priscilla Aranda
Rossana Camarena
Búscalo en librerías Gonvill con un precio accesible de $90.00 y disfrútalo.
Te dejamos algo de lo que podrás leer en Al gravitar rotando.
¡Chécalo!
Amor
y Mutis
Ada
Erika Figueroa Rodríguez
H como buena letra de pocas
palabras reserva para sí misma sus devaneos y pensamientos; sin embargo, con
frecuencia sueña que las otras se enteran de sus secretos y la delatan. A veces
S, sin vergüenza como ella sola, es quien suelta la sopa. Otras noches R es la
que rumora y repite, mientras vaga por las
habitaciones del alfabeto, que la tal H no es tan muda como parece.
Cuando H despierta, se
acicala ambas líneas verticales y, mientras toma otra pequeña y la coloca de
cinturón, mira con desconfianza el abecedario completo y se pregunta en
silencio si ya lo sabrán.
Sólo I, la latina, la
ladina, sabe que H está enamorada, que en las noches sin luna se pone una
estola, se pinta los labios, se vuelve estrella y frente al espejo ensaya
canciones de amor para P. El mejor partido, dicen algunas letras; el que peca
de fanfarrón y pendenciero, según otras.
H sabe que nunca entonará
frente a él su repertorio amoroso. No le contará de las noches de ensayo, ni
hablará de sus sueños, porque en cuanto lo ve, enmudece.
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