20130924
El hilo negro
Autor: Ramiro Aguirre
Los híbridos que incluye el hilo negro nacieron como un juego privado: se explica el origen de algunas obras de ficción a partir de las vidas de sus creadores, y éstas como saltado de los poemas, novelas y cuentos que escribieron. Dichas glosas no buscan mostrar el "hilo negro" de obras y autores, sino rastrear en sus vidas las causas que motivaron en estos la concepción de aquellas. Su escritura, ajena a cualquier procedimiento académico, fue para el autor una forma de gozo, y por ello parte y se recrea en la libertad. Tales textos trascienden el concepto del género, mientras que a la vez cuestionan y comparten las naturalezas del relato, biografía y ensayo.
Los autores que Aguirre estudia desde una perspectiva vital e inusitada son John Fante, Augusto Monterroso, Graham Greene, Paul Bowles, Sándor Márai, Charles Bukowski, V. S. Naipaul y Joseph Brodsky.
¿Quién es el autor?
Ramiro Aguirre (Arandas, Jalisco, 1960). Poeta y ensayista. Ha publicado los libros Huellas en la niebla (Mala Estrella, 1995), y Plaga de la tierra (CECA-Jal, 2005). Sus poemas aparecen en Poesía de Jalisco del siglo XX (2001)., Poesía viva de Jalisco (2004), La mujer rota (2008) y 101 poetas/101 pintores (2009).
20130910
Trenes y Gallos. Reseñas de poesía, 1984-2008
Autor: Arturo Suárez
No es fácil reseñar a un
reseñador fuera de lo común, que aplicaba sus dotes de poeta, periquetero y
lector acucioso, a las obras que al azar le acercaba o la amistad le obligaba.
Sus comentarios, a medio camino
entre la chispeante ocurrencia y la crítica literaria desmarcada de los
habituales esquemas teóricos o académicos, le daban a sus reseñas una frescura
y una gracia inimitables, que despertaban el antojo de conocer las obras
reseñadas.
Como dice proverbialmente un
periquete: "el que no reseña no vende", pues la de resista era otra
de las facetas del periquetero mayor, Arturo Suárez.
Nueva poesía cubana.
Raúl Aceves
Nueva poesía cubana.
Ramón Fernández-Larrea y los jóvenes creadores: la Oquidea ( última de dos partes)
El loco
Dime que vamos a cambiar el aire
Por cuatro pedacitos de cristal
Los elefantes se sentarán
A beberse los ojos
Dile que el sueño será una ruta verde
Que los árboles podrán encaramarse en los niños
Y andarán muy callados
Con los bolsillos llenos cde frutas y de pájaros
Dile que el mar será como tus labios
Que no habrá soledad
Sino una música invencible
Dile que el hombre será como un abrazo
Que andará por ahí regalando sus dientes
Dile que aquella muchacha volverá
De mi corazón sacaré lámparas
Para que cada cual limpié su miedo
Dile que entonces pareceremos buenos
Que mandaremos nuestras manos a comer y a besarse
Que en este pozo estallará el verano
Y los peces vendrán a ladrar dulcemente
Dile que entonces pareceremos buenos
Dile que sólo entonces pareceremos buenos.
20130909
El jazz de Alain
El jazz según don Juan y otras silbables
ráfagas
La Zonámbula [2013]
Por Óscar Tagle
Por Óscar Tagle
Don Juan según Alain
Cómo empezar a leer, como empezar
a escribir la partitura de un libro de poemas con el jazz dentro, al trasfondo.
Porque todo se escucha en el silencio y Este tren no lleva leones; por ello no
hace falta musicalizar lecturas, los poemas son ritmo o no son, onoson de
sonoridades. Música para llevar su poética en el buen oído de un trayecto con
diversas escalas.
Silbos cautelosos que hacen sonar
el aire que desciende suave para ascender nuevamente. Escritura mediante
descargas progresivas. La primera parte y su forma del contagio: lecturas,
pausas sonoras: escucho escuchar al que escucha. Para mirar el ruido, entre grises
o tristes mixturas, el nombre del sonido es azul; ruidos irremediablemente
inasibles, nocturnas brasas crepitando, una rendija con viento que se cuela
sobre la tiniebla de mi sola soledad como requisito de lector. Y es que leer la
poesía de Derbez, terminar el poema, es seguir escuchándolo hasta que cae el
silencio. O intocable es el reposo que hubiera preferido estar leyendo un largo
blues inútil en algún sitio de sombra al aire libre. Tararear acaso la lluvia
terca sobre cualquiera de estos jazzsonetos.
Apuntar al calce la alineación del
cuadro que armó Derbez o viceversa, que lo armó a él, una oncena magistral antologable
con todo y banca para ir dando pistas del registro tónico: Parker, Sonny
Rollins, Armstrong, Mingus, Monk, Braxton, Barbieri, Dolphy, Evans, Davis,
Coltrane, Gismonti, West.
Si esto fuera improvisación pura pensaría
en matar la bola y hacerle los honores al canchero autor al medio tiempo, dejando
en el vestidor la decadencia atlantista, ambivalencia llamémosle: equipo en
exilio permanente, potros marinos, caballitos errantes de playa
quintanarroense; para mencionar la cadencia de lo que fueron momentos
memoriosos de esplendor: antologaría a Rafa Puente, Juan Ignacio Basaguren,
Calaca González, Amuchastegui, Vantolrá, Desachy, Gisleno, Tedesco, Orlando
Medina, y una racha de 15 partidos sin perder para luego hilvanar otra de 16
juegos sin ganar; con el posterior descenso en 76 y el blues azulgrana que
debió seguramente marcar al autor. Huella que lo mismo debió dejar la escuela
lavolpista que le dio la copa en 93, más afín al juego sincopado, quiero
imaginar, en búsqueda del free absoluto.
Jam session, antes de reanudar la
segunda parte, que me lleva a otras reminiscencias tapatías. Recuerdo a Alain
comiendo en La Alemana, previo a la presentación de su novela a cuatro manos: Usted soy yo, junto con Ángel Miquel.
Una noche después en el Primer Piso varios músicos se le unieron para sonar
como una banda de viejos conocidos. Algunos de ellos le contaron que aparecen
en El jazz en México (datos para una
historia). Qué tónica azulgrana y otros juegos de conjunto la de aquella
noche.
La
trompeta símbolo apocalíptico se transfigura en génesis de la recreación
universal: Del jazz y mis treinta años, escribe Derbez:
en los
primeros días cantó Armstrong y tocó la trompeta:
“un beso
para construir un sueño”.
yo quise tomar
nupcias con una canadiense
que
inventaba las voces que al acto de aparearse
le hacían
falta. debo de haber tenido, si mucho,
dieciséis.
años más
tarde
el amor
de mi vida toda una temporada
me dijo
“lo lamento” al dar por bien concluido
lo que a
efecto llevábamos.
yo colgué
la bocina luego de hacerle oír
“pr´um samba” de gismonti siete
noches …
Cierro el libro y voy a ver qué
bolería azarosa resuena de este jazztenorio de nostalgias donjuansincopadas. El
bien de amores del beso para construir un sueño: el París del mejor jazz del
mundo subterráneo, negros ruidos de túnel que viajan en una carta. Poemas de
maquillaje corrido y estrepitosas frescuras. Yo tengo el blues, lo pesqué ayer.
¿Estornudarlo, suspirarlo? Hemos de recorrer el tiempo que llega desde el
sueño. O lo que dura el amor y da vuelo a la segunda mitad del libro.
Kind of Blue, en el código de algunos poemas, es decir, algunas
piezas: los pianos y saxofones, batería, contrabajos. Como cuando te encontraste
el nombre de Miles en la página 18 de la novela En el camino de Kerouac
y lo hallaste citado, para hablar de Coltrane, en Último round,
mencionado también en El perseguidor. O la escritura jazzística de
Gaspar Aguilera, quien hace unos meses en este mismo salón me mostró un poema
suyo dedicado a Derbez y a Jazzamoart: Llegar al paroxismo al que llega el
hombre que hermafroditamente se ha posesionado del saxofón y de los dioses y la
persecución de absoluto no lo deja descansar en paz. En su instrumento se
encuentra el universo: la descripción de la muerte, las palomas, el cuerpo
femenino, el color, la historia, los sueños, el infinito, la textura, y hasta
ciertos sonidos aleatorios, que solo a su lengua sensual le está permitido
pronunciar.
Al respecto, Kerouac propuso para
la literatura: “No ‘seleccionar’ la expresión sino seguir libremente las
desviaciones de la mente en los límites que soplan sobre el sujeto en los
océanos del pensamiento, nadando en el mar del lenguaje sin más disciplina que
el ritmo de la exhalación, como un puñetazo cayendo sobre una mesa con toda su
expresión al detalle:
Baterista de jazz:
Oigo
Alguien está escuchando.
Entrevoz rasposa y rasguñada
sonoridad, primigenios gruñidos de rica dicción y saxofonía percutida en cuanto
a tonos se refiere, escandalosa como una risotada entre solemnidades. Imposible
separar la conversación con Alain, de la lectura de sus poemas y de escucharlo
al sax. Al unísono leehookeriano: One Bourbon, one Scotch, one Beer. Estupendo
en los tiempos rápidos, maneras relajadas, fluidas, amorosas. En este álbum de
poemas donjuanes hay un monólogo abierto que dialoga con otros músicos
monólogos. Beboperos, cool jazzianos, más gozo que lamento, voces del alma perdidas
en clubes sotaneros [y no me refiero al Atlante, sino a subtugurios].
¡Bendito sea el saxofón que gime!,
dijo Ginsberg. Y el saxofonista se volvió visible con sus poemas.
20130902
Todo se escucha en el silencio
Libro: El jazz según don Juan
y más silbables ráfagas
Autor: Alain Derbez
¿Quién es el autor?
Autor: Alain Derbez
Música
Lluvia ácida
Golpe de agua
Cualquier roce destruye la
estructura
Afiladas estatua de sal
Temerosas del viento
Sostienen la realidad
Sobre la que bailamos
Cae la noche
Todo se escucha en el
silencio¿Quién es el autor?
Alain Derbez. Nació en México en 1956. Vivió en la Colonia Chapalita de Guadalajara de donde salió por no creer en pedirle sus juguetes al niño Dios. Ha escrito, entre otros libros, El jazz en México (FCE), Amar en baños públicos (Joaquín Mortiz), Los sesenta cumplen treinta (Conaculta) y desnudo con la idea de encontrarte (Katún)
Además de poeta y narrador, es músico. Entreverando siempre ambos lenguajes, este historiador de profesión hace jazz tanto con la palabra como con el saxofón. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores.
Además de poeta y narrador, es músico. Entreverando siempre ambos lenguajes, este historiador de profesión hace jazz tanto con la palabra como con el saxofón. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores.
Zonambulantes- Melissa Nungaray
Cuerpos
robados por cielos imparciales
27Una palabra, tu palabra, nuestra palabra, somos una lágrima de piedra ante el rostro de esmeraldas. La lluvia de luz es la divinidad del reflejo, se abre y avanza al atavío del viento, flecha de serpiente, eufórico nudo del abismo extrae la chispa del respiro.
En el Monte del Nimbus es factible el maullido de la flor, boreales cisnes de la expansión acampan bajo la marea de la mariposa.
Solsticio de siete días para viajar en las protuberancias de algún cometa, mar esencias en cada espacio de tu ausencia. Desangraré lejos el cascabel de la luna, me iré al vaivén de los frutos en el hervor de tus visiones.
34
Auténtica curva de visiones obsidianas en un momento de repentina evocación
por escribir la tierra en montañas de lluvia, se oxidan como gotas de alegría que beben sangre floreada de pies amordazados cubriendo la palabra sin alma.
Devoro la séptima uva del lagrimal de flores indecisas a seguir volando en el delirio de los vasos que duermen con la muerte cada hora, en cada imagen que destroza el juicio.
Se funden los ojos en la mente queriendo salir para adsorber la vida y mirar de frente el castigo de la voz, torturo la escalera que sigue viva dentro de la convulsión hundida que no se esfuerza por extinguir los brazos de alientos perdidos que solo caminan en vidrios de cuerpos robados por cielos imparciales.
Golpearé una vez más los dedos incompletos de la poesía albergando la reunión extraída de la esencia del lenguaje.
Auténtica curva de visiones obsidianas en un momento de repentina evocación
por escribir la tierra en montañas de lluvia, se oxidan como gotas de alegría que beben sangre floreada de pies amordazados cubriendo la palabra sin alma.
Devoro la séptima uva del lagrimal de flores indecisas a seguir volando en el delirio de los vasos que duermen con la muerte cada hora, en cada imagen que destroza el juicio.
Se funden los ojos en la mente queriendo salir para adsorber la vida y mirar de frente el castigo de la voz, torturo la escalera que sigue viva dentro de la convulsión hundida que no se esfuerza por extinguir los brazos de alientos perdidos que solo caminan en vidrios de cuerpos robados por cielos imparciales.
Golpearé una vez más los dedos incompletos de la poesía albergando la reunión extraída de la esencia del lenguaje.
Melissa
Nungaray
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