20131110

Vórtice Vértice de Juan Marcos, texto de Jesús María Flores Luna

Presentación de Vórtice Vértice de Juan Marcos


Jesús María Flores Luna
12- oct - 2013

Me alegra estar reunidos ante la estrella y protagonista: el libro. Que mejor oportunidad y pretexto para ver caras conocidas y próximas por conocer. Vórtice Vértice es una obra que se sostiene por sí sola y despide sus propios destellos. De lo contrario tendríamos que volver un protagonista al autor Juan Marcos, o por lo menos dotarlo con algo de brillo de estrella, para que así ayudará a la obra a sostenerse; siendo ambos un juego de muletas que pretenden no caer. Sin embargo, en buena hora, y como primera noticia, Vórtice Vértice, se sostiene por sí solo y ha dejado de ser de Juan Marcos para ser de sí mismo. Me siento feliz de estar en una presentación en la que el libro es el protagonista.

  Vórtice Vértice se divide en cinco partes. Es voraz y violento, pero aún para desgarrarnos, destruirnos y volvernos a formar, tiene su camino marcado por la inteligencia y sensibilidad de Juan Marcos.

  La primera parte de un todo, nos habla del universo, del principio, el Dios que estábamos por conocer y la concepción de las estrellas. Así su forma y estructura es acorde al tema: en esta sección sus palabras son supernovas y estrellas disgregadas que se van uniendo.

  El segundo apartado de poemas se inaugura con un epígrafe de Emiliano Zapata: El tiempo es el que desengaña a los hombres. Es una de las partes del poemario que me gusta mucho. Los astros disgregados ahora son humanos, huesos y sangre, protesta y reclamo del sufrimiento y la injusticia, una plegaria que grita: ¡hasta cuándo! A mi lectura muy personal, por supuesto, Juan Marcos en este apartado, a través de los textos le da la vuelta al epígrafe inicial y contradice a Zapata con mucha fortuna: El conocimiento es el que desengaña a los hombres.

  La tercera sección del libro es una consciencia viva de la palabra como grito y denuncia ante las máscaras; la palabra como una herramienta para develar la hipocresía social, religiosa y de los sistemas diversos en otros casos. Esta sección es una confrontación para el lector y para el mismo autor. A pesar de la confrontación hay textos lúdicos que invitan a jugar y a participar. También hay poeminimos que para mi gusto son joyas hermosas.

  La penúltima sección del libro es añoranza de la niñez, al mismo tiempo del amor por las nuevas infancias. Es el reconocimiento a la mujer y al hombre, a los ancestros, todos ellos como memoria y barro de lo que somos hoy, de la sangre que corre en nosotros y los vuelve a ellos inmortales. Es también la contemplación de la naturaleza, sobre todo al mar que es una existencia profunda y admirable para Juan Marcos. Aparece también Vórtice Vértice en su pleno girar vivo, con un caligrama que se extiende como remolino por cinco cuartillas.

  El cierre del libro con su última sección, es la celebración por la muerte; un paso de canto y no de tristeza. El autor deja instrucciones para ese momento en que el cuerpo desvanece sin tregua, instrucciones que en el tono y trabajo literario se vuelven felices deseos. Juan Marcos lo celebra todo; Morir joven… ¡Lo más tarde posible! Dice la francesa Guillet. Epígrafe con el que se abre esta sección.

  La poesía de Juan Marcos tiene fuertes y afortunados ecos de Whitman, Vallejo y Huidobro. De ellos y muchos otros ha bebido, uniéndolos con su propia agua para aportar sus arroyos al mar de la literatura.

  Juan Marcos es escritor y poeta, no por este libro publicado ni los que vienen. Se es escritor cuando se es consciente, que mucho radica en la elección de las palabras, entre otras cosas que no entraré en detalle. Y de eso Juan Marcos es consciente a través de los años del trabajo creador y de lecturas. Vórtice Vértice es un fruto de esa conciencia. Un fruto que ha caído por su propia madurez, después de siete años de trabajo espaciado. El fruto ha de caer por sí solo; si se arranca antes, es un fruto verde, si se recoge mucho tiempo después de maduro, corre el destino de la descomposición.

  Vórtice Vértice, es ese fruto en su madurez precisa, venido de la rama a la tierra, y de la tierra a nuevos troncos de madera convertidos en hojas de papel; Vórtice Vértice vuelve a un árbol para no ser infértil, sino ofrecerse abierto en cada palabra.

  Hoy la obra de Juan Marcos se encuentra ante su verdadera realidad: siete años de trabajo, ahora serán leídos en siete días. En siete días, el trabajo de tantos años puede ser despreciado, tirado a la basura o lograr para el lector una buena experiencia; de menos cumplir.

  Vórtice Vértice logra más que cumplir; existe, siendo así mucho más trascendente. Vórtice Vértice nos traga y lo tragamos, lo digerimos y nos digiere, nos une con él, nos disgrega, nos vuelve a unir en nosotros mismos, y en un remolino voraz nos lanza de regreso al mundo, para andar la vida con nuevos brillos en las manos.

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