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Retratos de familia

Comunidad y Cultura Local

Retratos de familia
El Occidental
21 de abril de 2010

Wolfgang Vogt

La familia es un tema central de la literatura de todos los tiempos. Pensemos por ejemplo en grandes novelas de la literatura moderna como "Los Buddenbrook" de Thomas Mann, "La saga de los Forsyte" de John Galsworthy o "Los Thibault" de Roger Martin du Gard. Se trata de obras voluminosas que cuentan la historia de una familia. Mann describe con melancolía la decadencia de una rica familia de comerciantes del Mar Báltico que tiene mucho en común con la suya propia. Se nota que le tiene cariño y que le duele su decadencia. En cambio, su contemporáneo Kurt Tucholsky en uno de sus artículos satíricos critica a la familia como algo nefasto. Cita al sociólogo Georg Simmel, según el cual "nadie puede hacer tanto daño como el miembro más próximo de la casta, ya que conoce exactamente los puntos más débiles de la víctima. Se conocen demasiado para amarse y no suficientemente bien para agradarse". Tucholsky concluye su ensayo en tono pesimista con las siguientes palabras: "Toda la juventud de hoy... sufre bajo la férula de la familia. Y luego cada uno funda una y hace exactamente lo mismo".

En la literatura mexicana Rosario Castellanos trata el tema de la familia en su libro "Álbum de familia", en el cual describe la situación de la mujer mexicana en la sociedad tradicional y en círculos sociales y progresistas. En la Feria Internacional del Libro 2009, la joven autora austriaca Andrea Grill (1975) presentó su libro "El tío amarillo. Un álbum familiar", publicado en Salzburgo en el año 2005. En esta obra que es su primera publicación nos describe la autora a algunos miembros de su familia. Tal vez el más interesante y enigmático es "El tío amarillo", que da el título a todo el libro. Hasta el momento sólo de este cuento existe una traducción al español. Lo encontramos en la antología "Escritores contemporáneos de Austria" compilada por Elfriede Hammelmüller y Luis Medina y publicada por la editorial tapatía La Zonámbula de Jorge Orendáin en noviembre de 2009.

El tío era un hombre simpático, quien nunca se casó. Le gusta la ropa elegante y siempre vestía de manera impecable, porque esto se exigía, como decía él, a un empleado de banco. Vivía en la capital y la autora sólo lo veía cuando estaba de visita con su madre en el pueblo, donde lo visitaba con frecuencia. Allí lo sorprendió a veces planchando sus camisas: "El tío fue el primer hombre al que vi planchar. Parecía que se divertía haciéndolo. Sí, evidentemente lo disfrutaba". A la narradora le hubiera gustado visitarlo en su departamento de Viena, pero nunca la invitó. No se sabía nada de su vida en la capital.

Un día el tío se puso amarillo. "Su rostro no se tornó gris, como el de los enfermos cuando ya no salen al aire libre y la oxigenación de su piel disminuye; no, él se puso amarillo, no amarillo limón, sino del color de un plátano que ha permanecido mucho tiempo, demasiado tiempo en el refrigerador y que ahora está lo suficientemente maduro para comerlo. A partir del momento que se puso amarillo, solamente lo vi algunas veces. Él ya no quería ver a nadie, al menos a ningún integrante de la familia". Un día llega la noticia de su muerte "súbita e inesperada". Después se descubre que el tío vivía en su casa de Viena con un hombre, porque era homosexual.

Casi todos los parientes de la narradora tienen ciertas manías que los convierten en personajes pintorescos. Una de sus dos abuelas se subió hacia los ochenta años a su bicicleta con motor. "A veces se caía, se fracturó la pierna o se torció la rodilla. Pero la abuela era un indio y para ella el dolor no existía. Se volvió a levantar y con la pierna rota regresó en moto a la casa. Después de haberle preparado al abuelo la comida, subió de nuevo a la moto para ir al hospital".

El libro de cabecera de la tía Lulja, que vivía en Albania, era una novela de E.M. Remarque, autor de "Sin novedad en el frente". El personaje principal de la obra suele pedir en los bares de París "calvados" que la tía describe como "un licor especial, destilado de manzanas y de un sabor maravilloso". Toda la vida sueña con "calvados" que en Albania es tan caro que ella no lo puede pagar. Un día su sobrina la invitó al mejor hotel de Tirana, pero ella no pidió "calvados", sino que se conformó con un café. No quiso que su sueño se convirtiera en realidad.

A diferencia de Kurt Tucholsky, Andrea Grill se identifica con la familia y está convencida de que no pasó de moda. Piensa que necesitamos a los familiares a pesar de todos los problemas que nos causan. Es cómodo echarle la culpa de nuestros fracasos a la familia. Pero también es agradable poder recurrir en cualquier circunstancia a miembros de la familia que nunca nos rechazan. Según Andrea Grill, lo que nos queda en la vida es la familia.

Después de "El tío amarillo" publicó dos novelas en 2007 y 2008, donde aplica técnicas narrativas más complejas que en su primer libro. Ahora ya es una narradora reconocida. Cuando platiqué con ella en la FIL 2009, me dijo que le tiene un cariño especial a "El tío amarrillo".

Andrea Grill es una narradora que se abre al mundo. Viaja mucho y ha vivido en diferentes partes de Europa. Domina muchos idiomas y traduce del albanés y holandés. Esperemos que un día se publique una traducción española completa de su álbum familiar "El tío amarillo".

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