Adelanto algo atrasado
l mes de muertos no ha concluido, pero su día ya pasó. He ahí el atraso. Incluyo aquí, con el intermedio de la voz poética de un muerto en vida –¿yo mismo?– o casi, la ofrenda en sendos sonetos a mis padres, fallecidos hace ya tanto tiempo. Los textos que a continuación presento forman parte deVersos dicen, libro que si los tiempos nos son propicios los editores de La Zonámbula sacarán a la luz a finales de este mes. He ahí el adelanto. El ancho de esta columna no conviene al formato tradicional de la composición estrófica; optamos entonces por la horizontalidad dividida mediante diagonales, heterodoxamente señalando con tres de ellas, a más del punto y aparte, el final de los dos primeros textos.
¿Cómo nombrarla sin decir su nombre,/ Elvira, Elvira López? En el canto/ que le oímos cantar, tan ni quebranto/ ni exultación, nomás… Nada que asombre// y sin embargo queda por renombre:/ Elvira era cantar. López Estrada/ Elvira era cantar enamorada/ un no construir, más bien como un descombre.// Un ir quitando cosas, no poniendo;/ un ir quitando estorbos, decidiendo/ que nada es lo mejor, mejor que todo,// que si todo se tiene ya no hay modo/ de dar con nada más. Mejor quitar./ Todo se quita, fácil, al cantar.///
De cierto soy un muerto, y desearía/ ciertamente vivir, vivir espero,/ y ha de venir la hora, Dios primero,/ en que a vivir me lance la alegría// con que crece el frijol y la sandía/ rastrera agradecida pone esmero/ en desde el dulce suelo sol beber,/ y vendrá como quiero, sin querer.// Muertes hace que espero esperanzado,/ siento que ha de venir de un de repente/ a sonreír lo mucho caminado// desde hace tanto tiempo… Fatigado,/ muerto de no vivir, mi voz ausente,/ ¿miro abrirse el murmurio de esa fuente?///
Si yo supiera lo que fue diría/ lo que fue, pero ignoro lo que fuera./ Era mi padre, sí, ¿pero quién era?/ Era, estando tan cerca, lejanía.// Sé cómo se llamaba. Respondía/ al nombre de Manuel Yáñez Escoto/ y era bien parecido. Alguna foto/ ya perdida me dijo esa alegría.// Corría en bicicleta y de albañil/ anduvo, y mucho más de tracalero/ honestamente supo hacer dinero// y, cierto, de la calle era candil/ y oscuridad en casa, o eso pienso…/ Llama y vacío fue, que en mí condenso.
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