20110416

LA ZONÁMBULA: DONDE AMBULAN LOS ESCRITORES TAPATÍOS

Es común escuchar esta justificación, pero en verdad es ya una pancarta en el mundo cultural de la ciudad: “Por amor al arte”. Esta editorial no es la excepción
 
Entre las pocas editoriales independientes de Guadalajara que  intentan mantenerse dentro del mercado, La Zonámbula es un proyecto impulsado más por el gusto por la promoción a la lectura y los escritores que no gozan de difusión, que por iniciativa empresarial. Jorge Orendáin, director editorial, comenzó este proyecto gracias a que Francisco Enciso, dueño de una impresora que maquilaba para la editorial de la UdeG, sugirió aprovechar el papel que no se usaba en los libros universitarios para publicar a noveles creadores, o aquellos con trayectoria sin los contactos necesarios. En 2007 se lanzó el primer título: Polvo lugar, de Xitlalitl Rodríguez. Éste y otros cuatro, financiados por Enciso, contaron también con una cooperación de 500 pesos, por parte de casi todos los autores, para solventar costos de producción. Luego fue necesario pedir un préstamo (“que todavía no termino de pagar”, dice Orendáin) a Alfredo Gutiérrez, de Acento, para continuar con el trabajo y ser parte de la Feria Internacional del Libro de 2008. Esta fue la segunda etapa del proyecto, tiempo en que se firmó a escritores como Raúl Aceves y Marco Aurelio Larios. La tercera etapa se dio cuando se logró traducir escritores de Eslovaquia, Croacia, Corea del Sur, por medio de contactos con los ministerios de cultura, de aquellos que participaron en alguna FIL o, incluso, por recomendación directa. Instituciones como Conaculta y el gobierno de Nayarit han estado involucrados (como en el caso de los títulos de Ernesto Flores), y editoriales locales, como La Chintola.
La Zonámbula es también escaparate de artistas locales que hacen las portadas, como Roberto Pulido, Javier Arévalo y Jorge Salazar, de quien se incluye una ficha técnica en la página legal de cada libro que ilustran.
La cuarta está por venir, en la que incluirán una colección de investigaciones y ciencias sociales, como Aruanda, de Celina Vázquez y un interesante compendio coordinado por Gloria Pérez, Escritores invidentes.
Los libros de La Zonámbula, aunque fueron dados de alta en el Fondo de Cultura Económica, no están presentes ahí ni en otra de las grandes cadenas de librerías. Los encontrará en la del ágora del ex convento del Carmen, en Ítaca o en Gonvill, lugares que siempre apoyan a los libreros independientes.
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