20110411

Presentación del libro AGR- por Carmen Villoro

“Sólo juega el hombre cuando es                                                                                 hombre en pleno sentido de la palabra, y sólo es plenamente hombre cuando juega.”
Federico Schiller     


¿Dónde he rotado gravitando y dónde he gravitado rotando? En el parque de diversiones, en los sueños, en el amor. Perder los referentes conocidos de tiempo y espacio nos produce el mismo vértigo que extraviarnos de la lógica del lenguaje discursivo, ese lenguaje racional que se ciñe a las reglas de la sintaxis, que nos permite comunicarnos con los otros pero que se encuentra muy lejos del acto creativo. Perdernos nos produce vértigo pero también nos causa emoción porque nos permite acceder a otro mundo paralelo, que se rige con otras reglas, diferente, divertido. El psicoanalista inglés D.W. Winnicott dice: “Únicamente ahí, en ese estado no integrado de la personalidad, puede aparecer lo que describimos como creativo.” O sea que para generar algo distinto tenemos que enloquecer un poco, deshacernos de nuestros asideros de seguridad, permitir que el inconsciente tome la palabra.
     Me parece que esa ha sido la apuesta del taller literario de Óscar Tagle en donde fueron confeccionados los textos de los 24 escritores que comparten este libro. Frutos del juego y de la imaginación, aderezados con el sinsentido del absurdo y con el sentido del humor, pletóricos de metáforas y de imágenes, los textos brincan, se deslizan, hacen malabares, bailan y ejecutan piruetas logrando siempre el asombro y la sorpresa del lector. El retruécano, la paradoja, los oxímoros, contrastes y antítesis tienen ya de por sí nombres de juguete. Son los columpios y las resbaladillas del lenguaje, el sube y baja de los versos que hacen de lo grave leve y de lo leve grave. Porque el juego no está exento de gravedad, el juego es un asunto, como se expresa en la contraportada de este libro “exigentemente serio”. En el ensayo “El poeta y los sueños diurnos”, Sigmund Freud, sí, el mismísimo Sigi descubridor del inconsciente, encuentra las primeras huellas de la actividad literaria en el juego de los niños. Dice: “Acaso sea lícito afirmar que todo niño que juega se conduce como un poeta, creándose un mundo propio, o, más exactamente, situando la cosas de su mundo en un orden nuevo, grato para él.” Freud tiene a bien subrayar el hecho de que el niño toma muy en serio su juego e involucra en él todos sus afectos, y hace una aseveración de gran lucidez: “La antítesis del juego no es la gravedad, sino la realidad.” Y continua diciendo en este mismo ensayo: “…el poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo fantástico y lo toma muy en serio.” Las frases, brevedades, prosas y poemas recopilados en este libro surgen de esa zona intermedia que habita el ser humano y que Winnicott describe tan bien: “De cada individuo que ha llegado a ser una unidad, con una membrana limitante, y un exterior y un interior, puede decirse que posee una realidad interna, un mundo interior que puede ser rico o pobre, encontrarse en paz o en estado de guerra. Esto es una ayuda, ¿pero es suficiente? Yo afirmo que así como hace falta esta doble exposición, también es necesaria una triple: la tercera parte de la vida de un ser humano, una parte de la cual no podemos hacer caso omiso, es una zona intermedia de experiencia a la cual contribuyen la realidad interior y la vida exterior. Se trata de una zona que no es objeto de desafío alguno, porque no se le presentan exigencias, salvo la de que existea como lugar de descanso para un individuo dedicado a la perpetua tarea humana de mantener separadas y a la vez interrelacionadas la realidad interna y la exterior…Estudio, pues, la sustancia de la ilusión, lo que se permite al niño y lo que en la vida adulta es inherente del arte y la religión…zona intermedia entre lo subjetivo y lo que se percibe en forma objetiva.”
     Yo sabía que Óscar Tagle era un superhéroe. Lo supe de manera intuitiva desde hace mucho tiempo pero no sabía por qué. Algo superior a mí me impelía a gritarle cada vez que me lo encontraba: “¡Super Tagle!” y me lo imaginaba con una “T” mayúscula dibujada en el pecho. Los superhéroes tienen siempre un poder: hay los que detienen trenes con su fuerza, los que pueden sobrevolar ciudades, los que se desplazan más rápido que un avión, los que atraviesan muros de concreto. Nuestro superhéroe tiene el poder del contagio; su mirada lúdica se inocula en los otros como un virus, los que están cerca de él, ¡cuidado!, se convierten en poetas.
     Ser creativo no es solamente ser artista. Se es creativo cuando se prepara una ensalada. Los escritores de estos textos nos invitan la vida cotidiana, los actos triviales y aparentemente intrascendentes, con una coloración diferente. A través de alteraciones y descontextualizaciones, de rupturas y transgresiones de lo formal, nos permiten resignificar el mundo, nos lo hacen más habitable.
     Locura que cura. Amor que todo locura. Locuras privadas que al hacerse públicas nos reconfortan. Benditas sean las anormalidades y las extravagancias de los hombres que nos permiten seguir siendo niños.
     
Presentación del libro Al gravitar rotando, Óscar Tagle (coordinador), Editorial La Zonámbula, Guadalajara, Jalisco, México, 2011.

No hay comentarios:

http://todoennoticia.com.mx/occidente-municipios-jalisco/cerda-martha-mientras-agonizas-la-zonambula-2020/