En Guadalajara fue: de la disección
del cuerpo
Gerardo Cárdenas
En la medicina forense, la disección del cuerpo es la
mejor manera de saber el cómo y cuándo de un crimen. Por qué queda en manos de
la pericia de los detectives. Al leer En
Guadalajara fue (La Zonámbula, Guadalajara, México, 2012) de Febronio
Zatarain, uno asiste a una disección forense, a una autopsia del cuerpo y la
existencia. El recorrido por el cuerpo del protagonista nos da las pistas de
cuándo, cómo y dónde elige su destino. Del lector, depende encontrar el porqué.
Subrayo elige
su destino. En Miguel, el protagonista de la novela, no opera una
inevitabilidad, ni mucho menos el sentido de una condena. Lo que opera es el
dejarse llevar por el propio cuerpo hacia un rencuentro consigo mismo, un
largamente pospuesto rencuentro.
Con su primera novela, Zatarain (1958) nos propone un
descenso guiado al pozo de los sentidos, desde un inicio donde el protagonista,
Miguel, un profesor de preparatoria casado y padre de un hijo, en Guadalajara,
vive una vida aparentemente anodina, sin más sobresalto que los propios de toda
relación matrimonial, hasta un final trepidante donde todas las certezas son
arrojadas por la ventana.
Ante el cierre de la novela, el lector se puede plantear:
¿concluye o inicia el viaje de Miguel? Cualquiera de las dos vertientes es
válida. El Miguel que había venido siendo a lo largo de las páginas talladas
con fuerza y buen ritmo por Zatarain ha dejado de ser; el Miguel que quizás
debió haber sido siempre, inicia su viaje.
La brevedad de la novela de Zatarain, menos de 90
páginas, es engañosa. Es preciso leer con cuidado y volver sobre la marcha: la
historia de Miguel tiene tres vertientes, y a cada una pertenece una voz
narrativa. La narración en tercera persona describe el mundo de Miguel, los
giros del tiempo y de los hechos, el mapa de sus relaciones personales. La
narración en primera persona nos presenta a Miguel enfrentado a sus
contradicciones y deseos, a sus responsabilidades y evasiones; es la narración
en segunda persona, el tributo que quizás Zatarain rinde a Carlos Fuentes, la
que constituye el hilo que nos conduce por el laberinto interior de Miguel, la
que nos lleva a desenredar, a desmadejar esa posibilidad que, siendo impensada
en las primeras páginas, va apareciéndosenos paulatinamente conforme la
narración avanza. Dicho de otra manera: observación, introspección y
desprendimiento como claves de la reconstrucción forense.
El fuerte tono erótico de la novela puede ser también una
trampa narrativa. Si nos quedamos en el análisis de lo inmediato, entonces En Guadalajara fue es una novela
perteneciente a ese género. Pero si exigimos más de su lectura, entonces
encontramos que el erotismo es un conducto, no un fin; el cuerpo es el envase
de algo que va reconstruyéndose, rehaciéndose, desarmándose al tiempo que se
restaura y adquiere una nueva cara.
El título de la novela remite a una canción. En la
narrativa, la poesía y los performances
de Zatarain la música es un referente constante, un leitmotiv y un recurso. El autor narra una historia, pero hay un
doble plano interior: el de la historia que los personajes tejen, y el de la
historia paralela que las canciones referidas por el escritor van contando.
Así, en la novela, saltamos de las canciones de El
Personal, a las de Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, e
inclusive los Rolling Stones, Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Tatiana o
Alaska. En la propia selección de canciones hay pistas, por seguir con el tema
de la disección forense, que van revelando las claves de la progresiva
transformación del protagonista, o de su rencuentro con la versión oculta de sí
mismo.
Hay un elemento más que el lector debe tomar en cuenta en
torno a En Guadalajara fue. La ciudad
de Guadalajara es un personaje más, una entidad vida. Ambientada en la
Guadalajara de la década de 1980, la novela describe las tensiones de una
ciudad cambiante, cimbrada entre su tradicionalismo y los reclamos de una
izquierda viva y activa, que está presente en los salones de clase, en las
calles, en las conversaciones; una Guadalajara en proceso de cambio donde lo
que fue ya no es, sino que cambia, tal y como cambia Miguel, a cuyo lado vamos
recorriendo el laberinto.
Afincado en Chicago desde 1989, Zatarain ha publicado Faltas a la moral (cuentos y guiones) Desesperada intención y otros escritos
(poemas en prosa), Y nos vinimos de
mojados, (crónicas y en sayos, escrito con Raúl Dorantes), Prosario (incluido en Desarraigos), y En los Andes (incluido en En
la 18 a la 1).
Gerardo Cárdenas,
periodista y escritor mexicano. Es director editorial de la revista
contratiempo. En 2011 publicó el libro de relatos A veces llovía en Chicago
(Libros Magenta/Ediciones Vocesueltas), y es autor del blog semanal En la
Ciudad de los Vientos.
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