Autor: Luis Vicente de Aguinaga
Todo libro, a su modo, es muchos libros. Éste es una compilación de artículos aunque también es un diario y, marginalmente, una reunión de aforismos. Entre notas y apuntes al filo de los días, crónicas y ensayos, pasan por estas páginas recuerdo y anécdotas de la vida familiar del autor, dos periodos presidenciales de México, alguno viajes, tiempos recientes o lejanos en Guadalajara, los últimos días de los Beatles, la muerte de Ali Farka Touré, un concierto de Robert Plant y otro de Paul McCartney, Canciones de Mark Knopfler y Bob Dylan, olimpiadas y mundiales de futbol, un libro de Cesar Vallejo y discos de Arturo Meza, lecturas de Neruda y Borges y Paz y Lizalde, cartas al director y fotos autografiadas del tío Gamboín, la navidad y la FIL y más canciones aún, de Ry Cooder o Steve Earle. Los años han sido barajados y los meses acomodados bajo un principio zodiacal, y cada página se puede leer atendiendo a su fecha o ignorándola, porque no hay presente sin memoria ni pasado sin porvenir.
Luis Vicente de Aguinaga nació en 1971. Autor de libros de poesía La Cercanía (2000), Reducido a Polvo (2004), Adolescencia y otras cuentas pendientes (2011) y Séptico (20012) y algunos de crítica y ensayo (Lámpara de mano 2004), Signos vitales y La migración interior (2005), y Otro cantar, (2006), entre otros. Es profesor, investigador y traductor de poesía.
Parte del libro:
Mayo de 2012
Por qué recordar con gusto el concierto
de Paul McCartney en Gudalajara
Porque, de las treinta y nueve canciones que interpretó, veinticuatro fueron de los Beatles, y era evidente que no le interesaba recrearlas ni mucho menos desfigurarlas, acaso por que nadie sabe mejor que McCartney lo que significan para el mundo.
Por que no hay casi nada en el mundo mejor distribuido que la nostalgia por los Beatles ni nadie más autorizado que Macca para satisfacer a los nostálgicos.
Porque, a pesar de lo que muchos piensan, incluyéndome yo mismo, Paul no es el principal imitador de McCartney sino el McCartney temporal permanentemente reflejado en el espejo del Paul eterno.
Porque admirar a McCartney es añorar los tiempos idos y disfrutar a la vez con los tiempo idos y disfrutar a la vez con los tiempos que corren.
Porque "Day Tripper" y "Things We Said Today" son muy buenas canciones de los Beatles que sorprenden y exaltan en vivo, elevándose a rango de grandes canciones.
Porque sencillamente da gusto volver a oir "I´ve Just Seen A Face" y "The Night Before", como si un enérgico remitente situado en 1964 nos estuviera enviando dos mensajes clarísimos.
Porque, de las canciones de su nuevo disco, Macca eligió tocar la más íntima y primorosa : "My Valentine".
Porque si Macca pasa de un instrumento a otro (del bajo a las guitarras eléctricas y acústicas, del ukelele al piano de cola y del piano vertical a la mandolina) es para determinar la profundidad y el espesor de emocional de cada canción, logrando incluso más que lo mucho que logra cantando.
Por que si bien hay que pagarlo a precio de oro, uno acaba por instalarse dentro de una cápsula de casi tres horas de felicidad ininterrumpida, lo suficientemente amplia y reconocible para bailar, para sonreír, cantar a gritos y verter un par de lágrimas ( en mi caso, durante "Blackbird" y Golden Slumbers").
Porque la calamidad nos ha enseñado a vivir primero sin John y luego sin George, pero nada podría enseñarnos a vivir sin los Beatles. Y aunque Macca ya no sea nada más un beatle, de algún modo él es el primer albacea, el mayor embajador y el sumo sacerdote de un mundo alegre, incompatible con la estupidez y la maldad.
Parte del libro:
Mayo de 2012
Por qué recordar con gusto el concierto
de Paul McCartney en Gudalajara
Porque, de las treinta y nueve canciones que interpretó, veinticuatro fueron de los Beatles, y era evidente que no le interesaba recrearlas ni mucho menos desfigurarlas, acaso por que nadie sabe mejor que McCartney lo que significan para el mundo.
Por que no hay casi nada en el mundo mejor distribuido que la nostalgia por los Beatles ni nadie más autorizado que Macca para satisfacer a los nostálgicos.
Porque, a pesar de lo que muchos piensan, incluyéndome yo mismo, Paul no es el principal imitador de McCartney sino el McCartney temporal permanentemente reflejado en el espejo del Paul eterno.
Porque admirar a McCartney es añorar los tiempos idos y disfrutar a la vez con los tiempo idos y disfrutar a la vez con los tiempos que corren.
Porque "Day Tripper" y "Things We Said Today" son muy buenas canciones de los Beatles que sorprenden y exaltan en vivo, elevándose a rango de grandes canciones.
Porque sencillamente da gusto volver a oir "I´ve Just Seen A Face" y "The Night Before", como si un enérgico remitente situado en 1964 nos estuviera enviando dos mensajes clarísimos.
Porque, de las canciones de su nuevo disco, Macca eligió tocar la más íntima y primorosa : "My Valentine".
Porque si Macca pasa de un instrumento a otro (del bajo a las guitarras eléctricas y acústicas, del ukelele al piano de cola y del piano vertical a la mandolina) es para determinar la profundidad y el espesor de emocional de cada canción, logrando incluso más que lo mucho que logra cantando.
Por que si bien hay que pagarlo a precio de oro, uno acaba por instalarse dentro de una cápsula de casi tres horas de felicidad ininterrumpida, lo suficientemente amplia y reconocible para bailar, para sonreír, cantar a gritos y verter un par de lágrimas ( en mi caso, durante "Blackbird" y Golden Slumbers").
Porque la calamidad nos ha enseñado a vivir primero sin John y luego sin George, pero nada podría enseñarnos a vivir sin los Beatles. Y aunque Macca ya no sea nada más un beatle, de algún modo él es el primer albacea, el mayor embajador y el sumo sacerdote de un mundo alegre, incompatible con la estupidez y la maldad.
1 comentario:
¿Se puede conseguir en el D. F.?
¿Puede comprarse por Internet?
Publicar un comentario